Si hubiera que buscar un título para esta carta quedaría bien el de “Sonrisas de afiches políticos” porque de eso se trata, son todas iguales las caras de los políticos en los afiches, todos nos sonríen con sus caras iluminadas, nos miran con franqueza desde los afiches, lucen bien, usan sus apodos, para parecernos más humildes, más familiares y casi que uno les cree. Pero después, un ratito después de mirar los afiches, uno ve el barrio en que vive, en mi caso Empalme Graneros, pero podría tratarse de otro barrio, donde falta todo: limpieza, luminarias, pavimento, seguridad. Y ahí uno se pregunta: estos “amigos buscavotos" que ahora pululan por el barrio y charlan amigablemente con el vecino, toman mate, nos sonríen y nos dan un apretón de manos, ¿dónde están cuando la campaña termina? Los felices ganadores ocuparán sus cargos, los otros, los perdedores, se prepararán para la próxima. Pero de una cosa estoy segura, no lo veremos más durante los próximos cuatro años en los que volverán a sonreír desde los afiches, a caminar por el barrio y a prometernos de nuevo todo lo que no hicieron mientras estuvieron en su cargo. Señores políticos, al barrio hay que caminarlo siempre, al vecino hay que escucharlo siempre, a las problemáticas hay que atenderlas siempre. Si no, les va a pasar como al desprevenido candidato que tocando un “timbre equivocado” tuvo que salir casi huyendo de las quejas del ama de casa que lo recibió.