Entre los mayores deseos para vivir que sentía Juan Jacobo Rousseau, que los expresa en su
Entre los mayores deseos para vivir que sentía Juan Jacobo Rousseau, que los expresa en su
Entre los mayores deseos para vivir que sentía Juan Jacobo Rousseau, que los expresa en su libro titulado “El origen de la desigualdad de los hombres”, hay uno muy breve, que dice: “Hubiera querido vivir y morir libre, es decir, de tal manera sometido a las leyes, que ni yo ni nadie hubiese podido sacudir el honroso yugo, ese yugo suave y benéfico que las más altivas cabezas llevan tanto más dócilmente cuanto que están hechas para no soportar otro alguno”. Obsérvese como el brillante escritor y filósofo suizo en habla francesa, califica al deber de someterse a las leyes. Le llama “honroso yugo”, o sea, honrosa carga, honrosa obligación, honor que debería comenzar a serlo en quienes gobiernan y administran las leyes y la Justicia. ¡Qué lejos estamos los argentinos, de vivir como le habría gustado al filósofo! En nuestro país, no hace falta ser sabio para darse cuenta que las leyes están hechas, principalmente, para proteger los intereses espurios de quienes gobiernan u ostentan algún poder, manchando de esta manera al sistema democrático y corroyendo las bases de la república. Luego sus tentáculos se extienden hasta alcanzar con el veneno de la corrupción, a cuanto voluntario acepte ser inyectado para adherirse a este mal que nos caracteriza y por el cual somos célebres en el mundo entero. Sería conveniente, recordar algo más de Rousseau, como ser, cuando dice: “Hubiera, pues, querido que nadie en el Estado pudiese pretender aliarse por encima de la ley, y que nadie desde fuera pudiera imponer al Estado su reconocimiento; porque cualquiera que sea la constitución de un gobierno, si se encuentra un solo hombre que no esté sometido a la ley, todos los demás se hallan necesariamente a su merced”.
Daniel E. Chavez