Que alguien me explique qué tiene que ver la ingesta de cerveza con la cultura rosarina. Y salvo que me cuenten la historia de la vieja Schlau de Refinería no veo por qué tanta alharaca con esta bebida. Si hasta parece que lo único que nos puede salvar de la debacle son estos “emprendimientos”. Parece que Rosario descubrió la manera de crecer económicamente. Avísenle al resto del país, a sus empresarios y gobernantes, tal vez seamos la solución a tantos años de oprobio. Aquí los emprendedores son exitosos, jóvenes, visionarios, proactivos y ponen todo su capital en la mesa sin miedo al fracaso. Lo único que aumenta es la aparición de cervecerías que junto con sus negocios derivados (llámese: barberías fashion, heladerías y panaderías gourmet) no paran de crear sucursales y franquicias en Buenos Aires, Miami o Barcelona (?). Cultura viene de “cultivo” y Rosario está cultivando ruido, obstrucciones callejeras, contaminación visual, suciedad, ocio improductivo, trabajo precario o esclavo, alcohólicos, manejo imprudente, tráfico de sustancias legales o ilegales. Cultura no cultiva la raíz de la ciudad, de toda la ciudad, que son sus habitantes y su modo de vivir. Cultura cultiva un modo de vida nefasto, decadente y pernicioso #pichinchaesunquilombo y la Muni en todos sus estamentos “apoya” esta triste opción.