Forrest Bird, médico y experimentado piloto aéreo estadounidense, es considerado el "padre del respirador artificial". Pero en 1960 no le resultó sencillo convencer a los doctores sobre la eficiencia de su invento, que finalmente fue aprobado y reemplazó a los pesados modelos anteriores. Y en la década del 70 creó un notable respirador para bebés prematuros. Hoy los respiradores (perfeccionados) son la estrella en las salas de terapia intensiva entre los recursos para el tratamiento de graves afecciones respiratorias. A propósito, como informó la agencia Telam a fines de mayo pasado, "Científicos de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), lograron obtener modelos dinámicos que describen cómo se comporta el sistema respiratorio en condiciones de respiración asistida y asimismo distintas patologías". La doctora en ingeniería, Carolina Evangelista, explicó en qué consisten esos modelos dinámicos, pero sus términos son más comprensibles por entendidos que por el común de la gente. Lo que sí quedó claro es que los estudios son aplicables no sólo al coronavirus, sino a las diversas enfermedades pulmonares. Además serán de utilidad en los aparatos de asistencia respiratoria de próxima generación. Por su parte, ingenieros de la empresa Ecleris, fabricante de dispositivos médicos, diseñaron un casco para respiración no invasiva utilizado en contagiados por el Covid-19, que en muchos casos puede reemplazar al respirador artificial. En la creación de ese casco ya aprobado por el Anmat, colaboraron médicos del Hospital Fernández y del Zonal General de Agudos (Buenos Aires). El casco en el que se inyecta oxígeno a una presión mayor, dispone de un filtro que evita la dispersión de los virus. Lo cierto es que más allá de consideraciones técnicas difíciles de comprender, una vez más la ingeniería y la ciencia médica argentina, destacan su inteligencia y preocupación por la salud.