Sorpresivamente escuchamos a la ministra de Salud expresando que se podría abandonar el uso los barbijos. Se promulgaría un decreto nacional. La gente lee apresuradamente y entiende pandemia finalizada. Una vez más la irresponsabilidad prima en el acontecer diario. En una instancia desfavorable surgen aperturas, que hasta hace muy poco tiempo no eran factibles. Es cierto que los casos de Covid se han reducido. Sin embargo, un lector perspicaz de la realidad reconoce que falta tiempo, vacunación, testeos para tantas libertades. Durante la semana, varios días, los casos llegaron a dos mil y un poco más, los fallecidos rondaron a veces los cien o lo superaron. Nos referimos a nivel nacional. Significa que los números no son muy elocuentes. Ante la participación del público en las canchas de fútbol, la apertura de discotecas, boliches y autorización de recitales desde a partir del 1º de octubre, observamos atónitos y temerosos de una hecatombe. En estos momentos hay jugadores de un club de la ciudad cursando la enfermedad. Revisemos qué pasó en otros países que debieron retroceder con medidas tan desprendidas. Apelemos a la cordura y a la responsabilidad madura de cada ciudadano y de cualquier edad. Usemos barbijos, respetemos el protocolo establecido y pensemos en el otro. Evitemos nuevos contagios. No nos dejemos inducir por cuestiones demagógicas. No es tiempo de relajamiento y sí de mayores cuidados. Seamos una Rosario responsable, por lo tanto paradigmática.