Yo nací en el campo, en Avellaneda, Santa Fe. Vivíamos en una casa grande rodeada de árboles, quinta de frutales, huerta, jardines, galpones para guardar herramientas de labranza, animales domésticos y un molino para extracción de agua. Éramos una familia numerosa. En el campo se vivía una vida tranquila, apacible, con mucho para disfrutar y entretenerse y en las vacaciones de verano ayudábamos a nuestros mayores en las tareas del campo. De todos los acontecimientos del año el más importante y el más esperado era la Navidad. Con mucha antelación y alegría se empezaban los preparativos: adornar la casa,armado del pesebre, porque sin pesebre no hay Navidad. Al llegar el 24 íbamos todos a misa de Nochebuena, matizada con cantos navideños y contemplación del inmenso pesebre de la parroquia. El 25, día central de la Navidad, nos levantábamos a buscar los regalos traídos por Niño Dios, que siempre eran golosinas, porque los juguetes, nosotros los varones, los fabricábamos con variadas herramientas que había en los talleres. El almuerzo era el momento central, las comidas eran todas caseras y las bebidas las enfriábamos en el pozo del molino. Por la tarde se continuaba la fiesta bajo la sombra de los frondosos árboles y siempre nos visitaba algún pariente. Qué hermosas navidades pasábamos en nuestra infancia y niñez. Hoy todo se ha alterado y la avidez del consumo y los negocios han creado a Papá Noel,un gordo ridículo vestido de payaso arriba de un trineo trayendo regalos. Se ha desvirtuado la esencia de la Navidad que sólo significa, exclusivamente, conmemorar y recordar el nacimiento del Niño Dios hecho hombre. Cualquier otro significado es una burla mundana y grotesca, y además una grave ofensa a los sagrados símbolos de la cristiandad y lo peor aún la alteración y distorsión de las mentes de los niños con falsedades de ídolos inventados y frustrantes, totalmente contrario a los auténticos valores que deben prevalecer. Para finalizar voy hacer una pregunta: ¿con qué sentimientos festejarán los concejales que aprobaron, en una actitud de odio visceral, la eliminación de las imágenes sagradas de las escuelas y hospitales? Creo que no deberían festejar, de lo contrarío sería una burla llena de hipocresía. Lo mismo para los abortista,aquí aparece una contradicción, no podrán festejar la Navidad,porque es el nacimiento de un niño y ellos están totalmente en contra.