Don José de San Martín envió una carta a la Asamblea del Año XIII, después de la victoria de San Lorenzo en 1813, donde recomienda que “se recompense a las familias de los muertos en batalla” (...). “No puedo prescindir de recomendar particularmente a la familia del granadero Juan Bautista Cabral, natural de Corrientes, que atravesado el cuerpo por dos heridas no se le oyeron otros ayes que los de viva la patria, muero contento por haber batido a los enemigos...”. A pesar que en esa época no existía el reconocimiento post-mortem (instaurado a partir de la 1° Guerra Mundial) el general le dio a Cabral el grado de sargento. San Martín expresó, “de cuanto son capaces mis granaderos sólo yo lo sé, quien los iguale habrá, quien los exceda no”. Bernardino Rivadavia disolvió el cuerpo de Granaderos y en mayo de 1903. Julio A. Roca firmó por decreto la recreación del Regimiento de Granaderos a Caballo. El presidente Figueroa Alcorta los designó para custodia y escolta del presidente de la República y la Casa de Gobierno Federal –hoy Casa Rosada– con su histórico uniforme y su sable corvo. El 28 de mayo de 1880 llegaron a Buenos Aires en el vapor Villarino, los restos de San Martín, según su deseo testamentario. Recibidos y acompañados por las máximas autoridades y el fervor popular durante todo el trayecto del cortejo hasta la Catedral Metropolitana. Diariamente dos Granaderos custodian su Mausoleo. El 22 de mayo de 2020 el Regimiento 1 de Patricios hizo su Relevo Histórico de Guardia del Cabildo Nacional, sin público presente por la pandemia, con barbijos.