Por obra y gracia de la cerveza y de la ex intendente Mónica Fein, un barrio tranquilo y familiar, se transformó en un barrio exclusivamente cervecero, donde sus concurrentes no cumplían con los mínimos principios de educación ciudadana, hasta que las quejas de los vecinos obligaron a la administración municipal a tomar cartas en el asunto y así se fueron moderando los abusos. Fein llenó el circuito de luces que no se sabe si fueron para coquetería o seguridad de esa parte del barrio. Pandemia de por medio la actividad gastronómica volvió nuevamente, lógicamente sin barbijo y distanciamiento social posiblemente a raíz del DNU del gobierno nacional que dio por terminada la pandemia. La GUM desapareció y aparecieron los de Control de Distancia, que sin protocolo de actuación alguno recorren calle Alvear, Jujuy y Güemes hasta las 23, en que se retiran y a partir de ese momento comienza la música por altoparlantes hasta la una o más del día siguiente, sin importarles que en calle Güemes casi Santiago hay un sanatorio y que su música molesta a los enfermos que deben descansar, como también a todos los vecinos de la zona que al día siguiente deben trabajar. Esperamos que el secretario municipal pertinente tome alguna medida al respecto.