En pleno corazón del centro rosarino, ese que para el intendente y el Concejo representa la totalidad de la ciudad, hay una bomba de tiempo que inevitablemente en algún momento ha de estallar. Se trata de un depósito de papeles y cartones no habilitado, en una playa de estacionamiento no habilitada, en un centro comercial y de convenciones no habilitado; y todo ello junto a una estación de servicios. Nadie niega la función social que cumple “La Toma” pero eso no quita que deben tomarse los recaudos mínimos de prevención de siniestros. No hay ningún medio de extinción de fuego. No hay salidas de emergencia. ¿Dónde están las áreas municipales y provinciales que deberían asesorarlos y ayudarlos a que su función se pueda extender en el tiempo sin riesgos para la población? Todos lo conocemos pero ninguno hace nada para no ser antipático y apostamos a que “nunca pasa nada”. Así ocurrieron los siniestros de calle Salta o el de los coolectivos en la ruta 33.