Oligarquía y populismo
Oligarquía y populismo
Una señora tenía un gato muy gordo, pero demasiado diestro para cazar ratones, cosa que hacía a la perfección pese al grosor de su peso. En la vereda del frente, otra señora tenía quince gatos que no podían ni suspirar de flacos. Algunos vecinos, conmovidos, les daban alimentos. En invierno, los gatos buscaban cobijo debajo de los techos de los vecinos, en algún lugar medianamente tibio. Y, en época de celos, invadían los jardines donde no había perros; allí se apareaban y aumentaban sus crías, luego de haber recorrido los techos del vecindario peleando y dando tan fuertes maullidos que alteraban el sueño de los vecinos. La suerte de los mininos estaba echada, pues morían en la calle por andar cruzándolas constantemente, deambulando expuestos a diversos peligros. He aquí, un breve ejemplo de la oligarquía y el populismo. Para la democracia, la oligarquía es su enemiga declarada. En tanto, el populismo, disfrazado de gobierno popular, es una degeneración de la democracia. La gente que vive como los gatos gordos, es un ejemplo de la oligarquía. La que lo hace como los flacos, es resultado del populismo. Lo que realmente no se entiende de un gobierno que se hace llamar popular, es lo que tenemos en Argentina: una tal señora Fernández de Kirchner, líder popular y populista, y su equipo de gobierno, que viven de manera absolutamente similar a los oligarcas, rodeados de todos los bienes materiales y económicos, mientras la gran mayoría de pobres del pueblo, que de ellos dependen, lo hace en una escandalosa pobreza y entre penurias y desgracias.
Daniel Chavez
DNI 12.161.930