Quizás estamos en una etapa disruptiva del nivel horrible de la política cleptócrata y estos estertores dolorosos nos estén mostrando el final. Los políticos no son todos iguales, como nosotros, el pueblo, tampoco lo somos, pero hasta ahora, salvo momentos, este pueblo les dio el poder a los cleptócratas y ellos cumplieron todas las expectativas de robar superando con creces el límite de lo tolerable. Se está percibiendo un cambio, pero igual siguen teniendo un porcentaje de la población que repiten consignas ininteligibles, como sonidos guturales de quien sabe qué dialecto desconocido apoyándolos. El resto, seres racionales, debemos entender y reflexionar sobre qué hicimos mal y comprender que somos la reserva moral del país y que estamos viviendo un cambio de paradigmas que deberían redundar en un cambio de lo que le hicieron a Argentina y volver a ser un país en serio. No es tan difícil, sólo nos queda mirar y pensar, y repensar esos errores que cometimos por pensar que “son todos iguales”.