¿Es que la muerte de Mauro Viale ya pasó al olvido? ¿Tan pronto como obtuvo condolencias a la familia del propio presidente Alberto Fernández y de todos los medios, en particular del canal América donde desarrolló toda su vida, la solidaridad duró poco más que un par de días? ¿Ese es el concepto que tenemos los argentinos de la solidaridad? Seguirían las preguntas que por tan obvias esconden una misma y unívoca respuesta. No se escapará que las formulé adrede, pues ya me he explayado en estas mismas columnas acerca de lo que representa la solidaridad en nuestro país extendida a todos los órdenes de la vida cívica argentina. ¿Quién puede seguir ocupándose de una muerte que sacudió a todas las figuras del espectáculo? Se dirá –no sin lógica– que la vida de cada argentino está pendiente de un hilo y que ese hilo no debe cortarse en la medida que una vacuna ayude a salvarla. Vuelvo al caso de Mauro y las expresiones de todo el arco del espectáculo y de los íntimos entre muchísimos amigos que cosechó como soldado del laburo: “fue un padre ejemplar, no sólo para su familia sino con las figuras que lo acompañaron prácticamente en sus 73 años de vida ejemplar”. ”Murió como vivió, con sus exigencias para más y más, aún compitiendo con la primicia en su mismo canal”. Estas y muchas más fueron la referencia para que se le recuerde por los muchos desempleados que quisieran “laburar” en esta crisis pandémica. Como ciudadano, refuerzo el sentido de ser solidarios para comprender las razones de lo que representa el trabajo y la perseverancia como valores insoslayables que nos dejó. Hasta cualquier momento Mauro, descansa en paz.