El tiempo debería ordenar nuestras experiencias para luego aprovecharlas, transformando el espacio transcurrido en el principio de causalidad. Caso contrario el futuro, irremediablemente, deja de ser una esperanza. Transcurridos más de 30 años de democracia, y con resultados en mano, provoca tristeza analizar cómo han utilizado el tiempo quienes oportunamente juraron "por Dios y por la Patria" invocando el mandato popular y el compromiso asumido hacer que nuestras vidas sean cada día más humanas, solidarias y prósperas. Quino y su inefable Mafalda, allá por 1963, ahondando en nuestro propio modo de vida, frustrada y rebelada contra el mundo legado por sus mayores decía: "No hay mal que dure cien años, pero en mi país hay males que ya peinan canas". Otra, por ejemplo: "Dios mío, a cuánto estará la sensatez que es inalcanzable". En esta crítica disfrazada de chiste hecha hace cuarenta años, encontramos la vigencia y el porqué de algunos resultados inexplicables, marcando el nivel de vergüenza y desprestigio popular de los políticos y su pobre intervención en el tiempo. No existe actividad donde alguien puede ser soportado y reciclado eternamente, según su conveniencia, como algunos políticos. Cuya principal virtud y proyecto es demonizar adversarios, ubicándolos en el cenagoso territorio de la sospecha ética, apoyadas por recursos cloacales. Buscando siempre demagógicamente, capturar la conciencia de las masas para ponerlas al servicio de proyectos totalitarios. Resistiendo, con rostros de piedra, la vergüenza de provocar risas sobre su actividad y sus personas, igual hoy como hace 40 años. En amparo de su dañada moral, y por un digno retiro de la actividad: "Para aquellos cuya virtud no es la memoria, deberían empezar a evitar la mentira".
Terminó por fin el debate sobre el aborto, un tema de la mayor gravedad que provocó nuevas grietas. Personalmente celebro que miles de futuros argentinos a los que se iba a quitar todo derecho, hasta el de nacer, se salvarán. Había ideas diferentes y al final casi todos los senadores votaron por una u otra posición pero, como siempre, no faltó quien evitara jugarse, evidentemente por subalternas especulaciones electorales. Me refiero en particular al senador santafesino Perotti que en este debate trascendental decidió abstenerse. Que decidan los demás, yo me lavo las manos, no sea que pierda algún voto, parece haber pensado este candidato a gobernador de Santa Fe. Una actitud lamentable.
Roque A. Sanguinetti
Precios altísimos
El lunes pasado entré a una cafetería ubicada en calle Mitre, números pares, y Peatonal Córdoba (tiene entrada por Mitre y sale a Córdoba); comercio que tiene mesas y sillas fuera del local (para mejor identificarlo). Entré al mismo y pedí un café con leche con dos medialunas. Cuando llamé a la moza, improvisada como en todos estos comercios, me dijo que debía 91 pesos. Al no tener yo un peso, por su vuelto, ya que aboné con 100 pesos, me devolvió 10 pesos. Considero abusivo ese importe ya que nada más que un vaso chico de soda acompañaba a lo que ordené. Ese precio se cobra en Buenos Aires Capital, no aquí en Rosario, donde casi todos lo comercios de ese rubro cobran por lo mismo entre 40 a 50 pesos. Sería interesante y recomendable que todo el mundo aquí en Rosario vaya a desayunar en esa cafetería de precios abusivos. Yo, nunca más.
DNI 4.265.619
El oxímoron de los socialistas santafesinos
El dictado de clases en las escuelas secundarias de la zona rural todavía no empezaron en la provincia de Santa Fe, específicamente en los departamentos del norte del territorio porque el gobierno provincial ha dejado de pagar el transporte que traslada a los docentes a sus respectivas escuelas y núcleos rurales. El Ministerio de Educación y sus funcionarios argumentando irregularidades administrativas han dejado sin educación a los chicos del campo. Sólo quienes trabajamos en la educación rural, sólo quienes trabajamos en las actividades del agro, sólo quienes vivimos día a día en el campo sabemos y conocemos la importancia que tiene y significa la escuela, que es no sólo el lugar de aprendizaje, para muchos alumnos es el espacio más próximo de socialización por fuera del entorno familiar, ya que las escuelas se encuentran entre 15 y más de 90 kilómetros de los centros urbanos medianamente poblado. El sector del agro, que hace el gran aporte a la economía de la provincia, se está quedando sin educación secundaria, algo inentendible pero real. No podemos imaginar la educación rural sin un sistema de transporte para los docentes y alumnos. Este sistema funcionando posibilita que los chico del campo se arraiguen en el territorio, produzcan y vuelquen los recursos en la región. De lo contrario, quienes puedan migrarán a la ciudad y poco a poco el medio rural seguirá la tendencia de pérdida de población. Funcionarios del Estado provincial, ustedes pueden revertir esta situación.
DNI 29.869.907
Segunda carta al presidente Macri
Señor presidente: soy una persona que confió en usted y en el sistema que usted mismo impulsó: créditos hipotecarios Uva. En enero 2018 tomé esa línea para comprar mi casa. Como usted sabrá el capital es ajustable prácticamente con la inflación. Y como también sabrá la inflación que usted pronosticaba para 2018 en el Presupuesto Nacional no superaba el 12 %, y luego corregida al 15 %. Y confiando en usted tomé el préstamo. ¡Qué poco me duró la alegría de comprar la casa propia! No pasaron seis meses y la inflación ya se desmadró. No tiene ni límite. Ni usted puede decir en cuánto va a terminar el año. Y me toma con todo el capital expuesto al ajuste por Uva. O sea, más del 30 % de aumento del capital. O sea, pagar una casa a precio dólar o más. O sea, para un trabajador con sueldo es imposible e interminable de pagar. Ya sé que el imbécil que firmó la hipoteca con el banco fui yo. Nadie me puso un revolver en la cabeza para tomar la lapicera. Pero lo hice sólo y únicamente porque confiaba en usted y su promesa sobre un sistema hipotecario sano y de baja inflación. Ahora me encuentro con una deuda interminable, un capital indexado a niveles impagables, y por otro lado a un banco que tiene absolutamente todo controlado y ajustado, sin tener absolutamente ninguna pérdida compartida ante un sistema impiadoso para el deudor. Por todo esto le pido que no mire para otro lado. Tome alguna medida para que el banco también comparta este desastre, y no recaiga todo sobre mí. Usted con su "canto de sirena" me envolvió en un desastre financiero. Ahora que la sirena se ahogó, trate de ayudarme, por favor.
Jorge Milesi