Nuestro hermoso Himno Nacional habla de la libertad como un canto a un pueblo para ser feliz. Estamos viviendo momentos duros y graves en los últimos tiempos sobre ese ítem. Los fascismos de izquierda y derecha, los populismos que no tienen ideología, que son desechos mentales que denigran todo lo que tocan, los gobiernos que se toman el poder como propio invocando al pueblo, los regresos al Neanthertal y la vocación de crear ídolos de cualquier cosa hace que vivamos en retroceso constante. Nos falta educación, seguro, pero también nos falta vocación de ser, de pensar, de creer en uno como individuo de una masa crítica, de una población, sociedad o humanidad que no necesitamos un poder que nos diga qué hacer, qué pensar, qué decir; un poder que decida por nosotros, y tener en claro que una cleptocracia no es lo ideal, que la moral es el horizonte para crecer como humanidad, que nos puede hacer crecer exponencialmente hacia un mundo más agradable. Cuando la moral ya no sea tema de pensamiento, que sea algo natural en nuestro ser, ahí podremos ver un futuro, a veces creo, a veces no.