Mucha gente se pregunta por qué las cosas buenas casi no se publican en los diarios y las malas sí. Esto sucede porque se da por hecho que el ser humano es bueno por naturaleza y debe practicar buenas acciones. Cuando se inclina por el mal y sus acciones se degeneran, se vuelve malo y entonces lo que hace o dice, pasa a ser noticia. En el caso que voy a relatar una buena noticia es por ejemplo, que yo diga que considero a la Navidad de 2018 como la que me brindó la mayor felicidad en los 60 años de vida que tengo. ¿Y por qué esto debería ser noticia? Por un hecho actualmente extraordinario que, en otros tiempos, por ser demasiado común no tenía tanta importancia. La historia la contó mi hija, porque fue la única destinataria del relato de la misma. Y esto fue lo que pasó: a media tarde del día 24 de diciembre mi hijo de 24 años, que trabaja en uno de los supermercados más grandes de la ciudad, venía cansado de regreso a casa con una caja llena de productos navideños que le regalaron para brindar. En el camino se encontró con una señora de aspecto muy pobre, que quizás por verle el nombre de la empresa para la que trabaja grabado en su ropa, le dijo: "Qué lindo debe ser todo lo que lleva en esa caja. ¿Es para mí?". Él se detuvo y le respondió: "¿En serio la quiere?". "Sí", le contestó la mujer. "Bueno, tómela, es suya", le dijo mi hijo sin dudar un segundo y se la regaló. Este hecho es el mejor regalo de Navidad que me hizo Dios a lo largo de toda mi vida. Ojalá todos los jóvenes de mi país tuvieran ese desprendimiento y esa generosidad tan desinteresada. Si así fuera, muchos lloraríamos lágrimas de felicidad.
Daniel E. Chávez
DNI 12.161.930
Ladridos molestos en mi edificio
Tener mascotas no siempre es grato para los vecinos de ese edificio como los lindantes. Tal como viene ocurriendo en el de Urquiza 1530. En el 3º y 5º piso, dos señoras que desconocen la buena convivencia entre consorcistas son responsables de dos canes que ladran sin que se los detengan a cualquier hora del día y del la noche. Se ha solicitado "sentido común" al respecto, pero han hecho oídos sordos. Solidaridad ausente. Ni el administrador del consorcio logró que cese esta conducta deplorable de las "dueñas" de los bravos perros.
DNI 3.961.425
Abuelos luchemos por nuestro honor
Leí una carta publicada en este diario con el nombre de "La ley que desprotege" escrita por el doctor José Trop donde habla de la ley Nº 27.360 y comprendí perfectamente el título. La misma apunta a crear cargos políticos aprovechándose una vez más de nosotros. Yo que fundé una ONG de abuelos llamada "Abuelos sustitutos" que íbamos a trabajar a hogares de niños desprotegidos, al Hogar del Huérfano (cerrado por este gobierno socialista), al Hospital de Niños y al Provincial, donde acompañábamos niños con leucemia en el momento de su quimio y les hicimos conocer a Papá Noel con nuestro disfraces y regalos, supimos del dolor cuando este gobierno nos sacó de nuestro espacio aludiendo a un decreto de posesión del lugar que nos ganamos y que nos habían otorgado en Chacabuco 1371. Nos echaron y no pudimos trabajar nunca más. Pero al enterarme de este nuevo atropello con los abuelos, me interesa que no nos usen para sus propios beneficios. Es por ello que convoco a los adultos mayores a pelear esta ley que no nos beneficia pero sí a estos señores del gobierno socialista. Si te interesa que no nos lastimen y nos hagan perder la poca dignidad que nos dejaron, ayuden y llámennos para colaborar al 4484056, 156070854 o nos escriban a: [email protected]. Salvemos nuestra vejez y honor.
Martha Chimento
El Salvador, una raya más al tigre
Necesito expresar la sensación de dejadez que sentí al entrar al Cementerio El Salvador, lugar de descanso de nuestros seres queridos; suciedad en los pisos ya que los tachos de residuos no existen, canillas sin agua, lavaderos llenos de restos de flores secas de muchos días. Digo, además de todo lo que significa ese lugar, también pagamos impuestos. ¿Qué hace la Municipalidad? ¿controla o solo recauda? ¿empleados públicos haciendo qué? Total seguimos pagando. Una raya más al tigre... ¡Pero ya son varias!
Florencia Quilici