La Antigua Biblioteca de Alejandría fue en su época la más grande del mundo conocido. Situada en la ciudad egipcia de Alejandría. Se estima que fue fundada en el siglo III antes de Cristo, fue construida sobre la ciudad que Alejandro Magno fundó tras liberar a Egipto de los persas. Fue proyectada por Ptolomeo (padre) y por su hijo. Llegó a albergar hasta 900.000 manuscritos, muy meritorio para la época fue este acopio de los conocimientos existentes, pero muy limitada en su llegada a la población, por distintas razones: el analfabetismo predominante, la distancia al lugar de la misma y el desconocimiento de su existencia en regiones geográficas alejadas. En el siglo XXI, con el advenimiento y la difusión de la informática al alcance de casi todos, tanto para pudientes como para asalariados, para cultivados como incultos, se ha convertido la búsqueda del conocimiento, desde lo doméstico como lo altamente especializado, en una práctica cotidiana, se ha divulgado tanto que casi todos nuestros congéneres que comparten con nosotros la vida en este mundo, tienen a su disposición en forma permanente y entre sus pertenencias a la Biblioteca de Alejandría del siglo XXI, me refiero al hueso número 207 de nuestro esqueleto humano, cual es el llamado teléfono móvil o celular. En la hoy llamada "sociedad del conocimiento" o su variante "la sociedad del saber", en la que estamos casi todos involucrados, con las ventajas en nuestro país de la educación gratuita (el 22 de noviembre de 2019 se cumplirán 70 años desde que se implementara), con todos estos beneficios, es de desear que nuestros jóvenes se dediquen a su capacitación en oficios, profesiones y cultura general, para ser útiles a sí mismos y a nuestra Patria.
En Alemania los nazis desplegaron su potencia destructora casi como un espectáculo, macabro y siniestro espectáculo por cierto: la noche de los cristales rotos, la noche de los cuchillos largos y antes la quema de libros en una emblemática plaza de Berlín. En la Argentina, la dictadura cívico militar, destruyó la Biblioteca Popular Constancio C. Vigil, persiguió y encarceló a los impulsores de uno de los íconos de la cultura popular más importantes de Latinoamérica. También los militares quemaron libros, miles de libros del Centro Editor de América Latina. Además, secuestraron y desaparecieron a luchadores sociales, escritores y poetas. En Bolivia los golpistas en furia han sembrado el terror en las calles e incendiado la biblioteca del vicepresidente Alvaro García Linera, que contaba con 20.000 volúmenes. Es evidente que el fuego que la humanidad descubrió hace milenios no siempre es benéfico si va asociado a los destructores de vidas.
Insistencia a sumarnos a otra grieta
Extraña la actitud del presidente electo, parece que nadie le informó que se terminó la campaña. Ahora apuesta a sumarse a la grieta generada entre los países sudamericanos, tratando de mediar descalificando siempre que puede al actual mandatario y a su canciller Faurie, subestimando su conducta por lejos menos agresiva que la de él mismo. Con todas las dificultades por resolver que tendremos por delante, me parece más que fustigar al presidente Macri y su gabinete debería ir tomando contacto con la realidad, por lo que se avecina debería revisar su agenda y la conveniencia de no sentarse a hablar haciendo alianzas con reconocidos y cuestionados ex presidentes por la Justicia de sus países, tampoco presionar para que liberen a otros. Me parece que le preocupan más los problemas vecinales que los nuestros, para lo cual buscó el espaldarazo de la izquierda vernácula, el espacio K y otros. Sí esa es su agenda internacional estaremos en problemas. A mí modesto entender, lo único que le preocupa es que el día de mañana le den una manito con su vice e hija libres.
El ocaso de las brechas
Tanto hablar de ellas, han logrado usufructuarlas de manera descarada. Logrando que hoy, mal que nos pese, haya conseguido trascender la limitada esencia de la disidencia política afectando innumerables esferas de la vida. La saturación de objeciones que involucra, no deja asunto alguno sin abarcar ni excluir, sean personales, como sociales. Shakespeare (1595) anticipaba el poder comercial de una brecha, cuando Julieta le dice a su enamorado Romeo: "Demasiado pronto te he visto sin conocerte y demasiado tarde te he conocido. Mi negra suerte quiere que me enamore del único hombre al que debo odiar". Promocionada fractura social que alternando vestuarios, matices y personajes, perdura comercialmente. Resulta tonto y sin sentido hoy, poner especial atención ni mucho menos llegar a asombrarnos, tomando como novedoso el supuesto descubrimiento periodístico de personas y/o sectores enfrentados. Hecho que persiguiendo una visión puramente comercial han convertido en una cansadora muletilla mediática. Esa nefasta costumbre periodística de hacer intervenir públicamente a la sociedad, presentando como opción exclusiva e irrevocable, optar entre el caos y el orden social, sugiere hoy ser más un panfleto que una historia potable. Sin embargo, bien utilizada la trampa del negocio, lograron que los argentinos elijamos pararnos de un lado o del otro de las sucesivas grietas acaecidas desde 1810 hasta hoy. Incluyendo estúpidos enfrentamientos. La política, la música, el fútbol, ni el tenis se salvó. Pero, respiremos aliviados, su decadencia se acerca perdiendo calidad. De aquella seria disputa entre Urquiza y Rosas, la actual oferta de grieta propone la desestabilizante disputa entre Dady Brieva y Alfredo Casero. Conclusión: "Sepamos elegir con quien complicarnos la vida".
El inquisidor boliviano
Tomás de Torquemada (1420-1498) fue un presbítero dominico castellano, confesor de la reina Isabel la católica y primer inquisidor general de Castilla y Aragón en el siglo XV. Fue un fanático que combatió la herejía a sangre y fuego. En efecto, como inquisidor autorizó la quema de la literatura no católica, especialmente la judía y la árabe, y la muerte en la hoguera de miles de "herejes". Torquemada fue el emblema de la intolerancia religiosa, del dogmatismo religioso más patológico. Siglos más tarde acaba de aparecer un émulo suyo. Ese aciago domingo un empresario de 40 años, oriundo de Santa Cruz, Luis Fernando "el macho" Camacho, ingresó, luego de haberse consumado la renuncia del presidente Evo Morales, al Palacio de Gobierno de La Paz exclamando a viva voz: "Hemos cumplido con lo que habíamos dicho, la Biblia está volviendo al Palacio Quemado. Nunca más volverá la Pachamama. Bolivia es para Cristo". Este energúmeno es la cara visible de los grupos, nacionales y foráneos, que acaban de derrocar a Morales, un presidente que cometió el peor de los pecados: ser un indígena. A partir de ahora, salvo que suceda algo extraordinario, Bolivia quedará en manos de quienes se creen dueños de la verdad revelada, la reencarnación de Jesús. Cuando la política y la religión se fusionan valores fundamentales de la democracia como la tolerancia y el respeto por las disidencias no tienen cabida. El país del Altiplano ha entrado en un cono de sombras por obra y gracia de quienes, dominados por el odio y el racismo, no han trepidado en avasallar las normas más elementales de la convivencia democrática. La pregunta que cabe formular es la siguiente: ¿emulará "el Macho" a Torquemada?