En distintos medios del país y del exterior, en muchas oportunidades he descripto a este personaje, Aníbal Fernández, como violento, mal educado, barrabrava de pacotilla con una boca que dispara palabras soeces e insultantes, con especial destino a las mujeres (léase Lilita Carrió o María eugeniaVidal, entre otras); aunque tambien denostó y agravió a Mauricio Macri, Nicolás Del Caño, y siguen más nombres. Fracasó como candidato a gobernador, intendente o concejal, pero como cualquier “puestito oficial” le viene bien, terminó antes de ser ministro de Seguridad, interventor en Yacimientos Carboníferos Río Turbio. El Twit del periodista y dibujante Nik, uno de los más importantes humoristas gráficos del país, que simplemente hace una crítica de su gestión, le provocó una reacción animal, pues además de contestar a Nik, amenazó a los hijos, a la escuela donde concurren y en consecuencia a la colectividad judía. Su falso pedido de disculpas sin arrepentimiento, induce a pensar si con el cargo que ocupa de ministro de Seguridad, tenía la necesidad de escrachar a la familia de Nik o aprovechó la oportunidad para provocar algún incidente verbal, donde siempre mostró hábil verborragia. Los Fernández, los Felleti, los Rachid y muchos más deberían leer estas líneas de Nelson Mandela:”Es el deber de los periodistas denunciar la conducta de las figuras públicas y exponerlas a la luz”.