Las ciudades o poblaciones deben ser administradas por autoridades que encaren con especial sensibilidad las necesidades de sus gobernados. Creo que Serodino ha encontrado en Juan Pío Drovetta (jefe comunal) la forma orgánica de hacer las cosas. La reciente concreción de lograr que después de 31 años volviera a pasar un tren de pasajeros en Serodino, es propio de alguien que permanentemente está proponiendo un encuentro entre necesidad, permanencia y fluidez, donde aparecen detalles acumulando interpretaciones para recuperar lo común. El acontecimiento de volver al tren es un hecho histórico, explora la propia cultura de un pueblo gobernado con sentido social. Cuando vuelva a pisar la orilla de Serodino, voy a sentir plenitud y regocijo.