Durante mucho tiempo me resonó esta frase. Nos enseñaron a hacer cosas que debíamos hacer postergando en muchos casos el deseo propio. De hecho hay quienes nunca siquiera se cuestionaron el mandato porque imprimieron en su psiquis que era así como debían vivir. La maternidad retoma esa expresión. La madre es quien debe cuidar, hacerse cargo, responder a las demandas sociales y a las críticas. Si bien esto está cambiando, todavía quedan resabios. Del tipo de “la mujer se abandona con la maternidad”, algo que me hace ruido. ¿Se abandona o se posterga? Como las palabras marcan las exigencias sociales, detrás de dicha expresión lo que resuena es el “no podés”, o mejor dicho “no debés”, cuando todo en la vida es cuestión de momentos y tiempos. La maternidad es un estado hermoso que imprime sacrificios que si bien tienen un costo como todo en la vida es pasajero. Deberíamos educar a la sociedad en empatía y en aceptar los cambios de forma más asertiva, entendiendo que la mujer no deja de ser mujer por convertirse en madre.