Confundir el comportamiento social divergente con una grieta peligrosa, tipo abismo separador, es un error. Las diferencias ideológicas son tolerables y no son iguales a las estructurales o sistémicas, estas últimas tienen características perversas, injustas, y separan con distancias crecientes a ricos de pobres. No tendríamos que asombrarnos si un leproso discute fanáticamente con un canalla, que un gorila tenga aversión al color negro o que un oligarca desprecie a un cabecita. El estupor debería pasar por el hecho que un pequeño sector social posea la mayor parte de la torta mientras la mayoría lucha por sobrevivir. La grieta cultural es ineludible, la otra es tétrica, para la primera sólo es necesario advertir cuando se la utiliza y reflexionar sobre comportamientos, niveles de educación, experiencias personales y básicamente sobre los distintos hechos que cada uno lleva en su mochila. Sobre la otra, la grieta real, advertir que mientras la sociedad no se base en una economía más justa e inteligente, la caldera será peligrosa. Las diferencias ideológicas no son grietas sino matices de convivencia. Utilizar exageradas referencias a ella es común en aquellos que proponen (especialmente en épocas preelectorales) elegir un “carril del medio” desde el cual supuestamente se pueda convocar a la derecha y a la izquierda; claro, siempre y cuando las voluntades se unifiquen con las ideas de quienes hicieron la propuesta. Sugieren el camino del centro como una posición neutra pero con intenciones oportunistas. Lamentablemente, el rechazo al diferente ha existido y seguirá existiendo en la medida que descuidemos la formación reflexiva y respetuosa. La diversidad ideológica no tiene por qué separarnos, que cada cual elija por su cuenta y riesgo el carril que le parezca más apropiado. Respecto a la grieta profunda, de la que algunos hablan poco, sepamos que se agranda cuando el egoísmo prevalece sobre el humanismo y que puede achicarse en la medida que participemos en propuestas políticas que tengan a la Justicia como valor básico.