Diez de la mañana de un viernes, calle Mitre y San Lorenzo, en Rosario. Decidí mandar un mensaje de whatsapp por celular. Mala idea. Un motochorro apareció andando por la vereda, esquivando gente, un puesto de diarios, las columnas de los edificios y me arrebató el dispositivo de un manotazo. Una acción quirúrgica. Bajó a la calle por Mitre y se perdió entre los autos. Punto. Sentí bronca, me culpé por haber cometido ese descuido. En esa zona es normal oír gritos de gente asaltada por los "choros" que tranquilamente desarrollan sus tareas delictivas. Es el primer robo de celular que sufro. Pero no el primer robo que he soportado. Lo denuncié, para la estadística. Muchos otros habrán tenido experiencias terriblemente peores, y en zonas más abandonadas por la autoridad. No hay límite de ningún tipo. Pero me tocó a mí y duele más que leer sobre hechos ajenos, ¿no es cierto? Funciona así la cosa. Hace unos días le tocó a un conocido que caminaba a primera hora de la tarde, hablando por su celu (Entre Ríos, entre Salta y Tucumán). Pobre, le fue peor. Eran dos en una moto. Se bajaron y lo fajaron. Con rima. Adiós celular y billetera. En relación a la zona céntrica, ¿es tan difícil controlarla? Parece un cuadrante de calles rectas, un tablero de ajedrez. ¿Hay ineptitud, negligencia o temor en la prevención y control del delito? En otros países sí. Acá parecería que no. En la peatonal, sólo ahí, se ven a muchos policías de calle, agrupados mensajeando, hablando entre ellos o con los de la Gum (se han hecho muy amigos entre ellos, por cierto), fumando, displicentes. ¿Falta de actitud y disciplina? Seguro. No creo en la existencia de zonas liberadas o franquiciadas a delincuentes, tendría que haber un sinnúmero de cómplices asociados de un lado y del otro, formando una especie de Pyme delictiva. Sería muy notorio. Más bien creo que hay un desinterés y una incompetencia de un nivel pocas veces visto de quienes tienen a su cargo la defensa del ciudadano honesto. Mientras tanto, en Ciudad Gótica, es época eleccionaria. Los políticos de siempre salen por radio, TV; en panfletos y afiches, mirándonos triunfantes con sus sonrisas blanqueadas, para decirnos que esta vez sí tienen la solución para el problema de la inseguridad. Que por favor, o por ellos, los votemos.