A las 5.55 abordé un colectivo de la empresa Los Ranqueles en el ejido de la localidad de Chañar Ladeado, zona urbana, no en la terminal de ómnibus. Al momento de frenar el colectivo, el chofer no para de inmediato, sino 20 metros después. Al abrir la puerta del coche, el conductor me increpó verbalmente y me aseguró que no iba a parar nunca más en ese lugar de la zona urbana. No obstante, a eso, me marcó el boleto como si viniera de Cafferata, la localidad de origen del colectivo. Es decir una localidad anterior a la que yo subí. El objetivo de esta carta no es ni manchar a la empresa ni al chofer, sino manifestar que esa actitud por parte del conductor hacia mí fue una falta total de respeto, más tratándose de una empresa que trabaja con atención al cliente y donde la prioridad debería ser el pasajero. Recordemos que el respeto es la base para la convivencia de todos y para que el mundo cambie.