Por una ironía del destino, o del curso de la historia, o de la estupidez o tragedia humana, en el pasado una potencia tuvo que construir un muro para evitar que la gente se escapara de un país, y hoy, en pleno siglo XXI, otra potencia construirá una pared para evitar que la gente entre en territorio norteamericano. Eso sí, la gente en los años sesenta escapaba de un régimen dictatorial, de una tiranía; en cambio, el muro que piensa construir Donald Trump no deja de tener algo de razón, es más, nuestra Argentina en realidad tiene más motivos que los norteamericanos en construir uno con sus países vecinos. ¿Por qué? Muy simple: para evitar que entre de todo, gente buena, sí, gente mala, no. Honestos sí, delincuentes, no. ¿O acaso cualquier ciudadano, argentino o norteamericano, permitiría entrar a cualquiera en su casa? A nivel países, ¿no es lo mismo? ¿No hay que utilizar el mismo criterio?