El especialista en medio ambiente Joaquín Toro afirma que no hay nada natural en un desastre. Y sostiene además que los "desastres naturales" se extinguieron con los dinosaurios, es decir antes de que el planeta fuera poblado por la raza humana y que lo único natural es el evento en sí mismo. Yo quiero agregar que en Argentina, cuando no es en Santa Fe, es en Chaco, Formosa, Corrientes, Entre Ríos y Misiones donde se producen graves inundaciones. En los últimos días fue un sector de la provincia de Buenos Aires el afectado por el desborde de arroyos en virtud de intensas lluvias. Antes, en 2013, en La Plata se produjo una pavorosa inundación con 93 muertos, y en 2015, Luján quedó inundada por la crecida del río del mismo nombre. Es verdad que desde hace unos años, en determinados lugares en uno o dos días cae una cantidad de milímetros de agua equivalente a lo que llovía en un mes; un fenómeno atribuido al cambio climático que tampoco es un desastre natural, sino la consecuencia de procedimientos erróneos del hombre. Ya está, es lo que tenemos explican algunos. Pero eso "que tenemos" y que supimos conseguir, produce devastadoras inundaciones que constituyen novelas trágicas cuyos personajes son destrucción física y moral, empobrecimiento, impotencia y deterioro de la salud, con un capítulo final titulado "cuando el agua se va", que es verdaderamente dramático. La solidaridad de la gente y el esfuerzo de los bomberos, de Defensa Civil, de los rescatistas, la policía, los servicios de sanidad y la ayuda de los municipios, es el único sol que luce en ese desolado paisaje. Pueden transcurrir muchos años hasta recuperar los niveles pluviométricos del siglo XIX; y eso si a partir de este instante se instalara una conciencia ecológica mundial. Pero ahora convendría comenzar la realización (nada sencilla ni barata) de obras hídricas que eliminen o morigeren el flagelo de las inundaciones.
Parece mentira cuando vemos con estupor como un vehículo de gran porte que necesita descargar materiales en una obra edilicia, en la intersección del pasaje Mariscal Santa Cruz y Alem al 1100, obstruyendo la ciclovía y ocupando la mitad de la calzada. Allí, una inspectora decide ponerse adelante del transporte para que no sea colisionado por uno de los cuatro transportes de pasajeros que transitan dicha congestionada arteria. Es notable como nadie previó el ingreso de la citada unidad (con tres ejes) que debería descargar sus perfiles metálicos por el mencionado pasaje, con el consiguiente impedimento debido al mal estacionamiento que desprevenidos conductores que no respetan la señalización efectuada por la constructora para procurar el lugar al transporte de materiales, sin tener en cuenta las vallas que impiden el estacionamiento incorrecto. Una vez más cometemos errores que después podemos lamentar, pero ya es tarde porque el accidente no tiene solución por la impericia de las autoridades municipales de control de este tipo de prácticas muy comunes en la ciudad de Rosario.
Carlos Sánchez
DNI 6.050.214
Pami: no tienen vergüenza
En mi carácter de afiliada, quiero compartir públicamente la respuesta de Pami ante mi solicitud de turno con un médico dermatólogo en el Sanatorio Plaza (única alternativa que me da la obra social para atenderme en todas las especialidades), textual: "…Contamos por el momento con un solo dermatólogo, que tiene turnos para enero de 2020. La doctora tiene la agenda cerrada…". Deberían ofrecer una promo: "Con el turno te damos el aviso fúnebre sin cargo", ya que para esa instancia no se sabe si se va a estar ávido de una medicación o de una cochería. Tal vez debería haber continuado el diálogo, y sumarle a Gabriel Lucero (Gente Rota) otro tema más para los fabulosos e indiscutibles videos que difunde, pero opté por manifestarme en este espacio. Pami, la obra social que más recauda en el país, y a la que le aporto una suma nada despreciable de la pensión que percibo, me ofrece un turno para dentro de cuatro meses. No tienen vergüenza.
Claudia Marcela Busquets
Afiliado N° 145.901.723.009