Cada vez que a través de los medios de comunicación me impongo de un nuevo acto criminal en perjuicio de algún ciudadano, inmediatamente me acuerdo del doctor Eugenio Raúl Zaffaroni y su caprichosa "teoría finalista – garantista" del delito, en contraposición a la "teoría causalista o tradicional". El delito, conforme a la teoría causalista, es definido como una conducta típica, antijurídica, culpable y punible. Conforme a ello, todo el sistema penal se pone en funcionamiento para investigar, perseguir y condenar al autor del delito, sujeto activo, en función de un tipo penal descripto en la ley de fondo, el Código Penal de la Nación. Esa es precisamente la esencia y fundamentación de la ley penal, no otra. Hasta allí todo estaba perfectamente claro. La sociedad organizada estaba protegida, al menos desde el punto de vista normativo. Pero cuando irrumpe en la doctrina la capciosa teoría finalista - garantista de Zaffaroni, ya nada fue igual en este bendito país. Ahora, el sujeto activo de un delito, el delincuente, resultaba ser víctima de la sociedad organizada, y en función de ello la victimaria, la sociedad, debía por todos los medios posibles reinsertar al delincuente en la comunidad organizada, aún a costa de la propia víctima. Este verdadero giro copernicano acerca de la teoría del delito, en donde se atiende al elemento subjetivo que navega en la mente del delincuente al momento de cometer el delito, para así condenarlo o absolverlo, impregnó como un cáncer varias generaciones de juristas que se vieron seducidos por su construcción intelectual, a todas luces nefasta. Si a ello le agregamos que existen leyes nacionales garantistas, como la ley 24.660 de ejecución de la pena privativa de libertad, que en vez de apuntalar la ley sustantiva desvirtúan la esencia misma del sistema penal antes reseñado, y considerando la facultad federal de las provincias de dictar sus propios Códigos en materia procesal penal, como el caso de la provincia de Santa Fe que es de neto corte garantista, el resultado que se obtiene es un cóctel explosivo que no se ve reflejado precisamente en los claustros académicos, sino en el día a día en la vía pública, y más aún dentro de nuestros propios hogares, ahora objeto también de las nuevas modalidades de ilícitos que se reinventan constantemente. En mis años de juventud como estudiante de abogacía, aprendimos en la Universidad Católica de Derecho, que muchas veces el proceso se transforma en la tumba del derecho. Particularmente creo que en esta provincia garantista, no ya "invencible", tal premisa se viene cumpliendo a rajatablas, en triste perjuicio de la ciudadanía que no se cansa de reclamar por su seguridad. Es una verdadera lástima que Rudolph Giuliani no sea argentino y no nos gobierne, pero esto tiene solución si nuestros mandatarios se ponen definitivamente los pantalones y aplican como política de Estado la tolerancia cero, ya es hora de que así sea.
Jorge Enrique Alfredo Yunes
Abogado
¿Quiénes pagan los platos rotos?
El gobierno nacional despide a casi mil funcionarios. Suponiendo que un diez por ciento presente la renuncia, qué pasará con el 90 % restante? ¿Habrá que pagarles indemnización? ¿De dónde saldrá ese dinero? Yo lo sé.
DNI 5.522.996
Medicamentos oncológicos
Pami no autoriza Abiraterona para mi esposo, DNI 10.187.936, quien padece cáncer maligno de próstata. Recurro al diario La Capital para que ayuden a que la autoricen. Desde ya, muchas gracias.
DNI 12.521.631
Fibertel, una empresa no confiable (II)
Estoy de acuerdo con el comentario de la señorita Erina Cabales, publicado en este espacio el último jueves, sobre el servicio de Fibertel. Algo anda mal en esta empresa y creo que no es casual, merecemos una pública explicación ya que somos muchos los usuarios con problemas.
Ricardo Martínez
DNI 5.456.335
Asignaturas pendientes
Cuando se hace un balance de lo que sucede en la Argentina, nos damos cuenta de que los problemas no son exclusivamente políticos y económicos. Son sociales también. En los últimos años sacamos un aplazo en educación y respeto al prójimo. Son asignaturas pendientes. Es importante decir que el cambio de mentalidad tan esperado no llegó, en líneas generales. A las naciones las hacen grandes y prósperas sus habitantes, cada uno con cordialidad, educación y "mente abierta". Las próximas generaciones, quizás puedan modificar lo mal que se han hecho las cosas en la Argentina de los últimos 50 años. Se van a necesitar mejores recursos humanos, más gente honesta, realmente protagonista y no pasiva ante las diferentes situaciones de la vida diaria. Por ahora, una gran parte de la sociedad eligió un camino equivocado, inconducente.
Marcelo Malvestitti
La vigencia de aquel inocente juego de niños
Recuerdan aquel inocente juego de niños "El culo sucio"? Tan infantil como antiguo, destronado como pasatiempo por la tecnología actual. Consistía en repartir las cartas del mazo entre los participantes, hasta que fortuitamente apareciera el "as de oro". Allí el señalado simbólicamente con la fortuna, o el desprestigio, según se le quiera llamar, era sometido a bromas y chascarrillos pasajeros. A pesar del tiempo y la modernidad, las élites políticas y dirigenciales del país han transformado aquel juego en una especie de entretenimiento popular y masivo, donde acusar al otro de tener el trasero sucio por acciones negadas con la sanidad moral es cuestión común y corriente. Ignorando o despreciando un desprestigio sin condena palpable, que evidentemente no les roza ni los lastima, en evidente relación con la importancia del queso que se reparte. Todo sobredimensionado a modo de distracción por los medios acólitos deformadores de opinión, volcando su económico juicio de olorosos, sucios o limpitos según nos tienen acostumbrados. Moyano que el padre de Macri, el presidente que Moyano, el populismo acusa al neoliberalismo, el capitalismo dice que el populismo. La Justicia dice que el poder político, la policía que la Justicia, el gremialismo advierte, el gobierno busca chivos expiatorios. Todos demostrando que aquel inocente y pasatista "culo sucio" se ha generalizado sin miramientos ni distingo de propiedad en toda la clase dirigente del país, con un agravante: el olor que despiden se ha tornado insoportable. Aunque, apelando a la sabiduría popular resulta todo tan risueñamente repetido y estúpido, que el señor Pinti reeditando uno de sus espectáculos cómicos/políticos lo titula: "Otra vez sopa".
Norbertoi Ivaldi
Al Polideportivo Municipal Garzón
Quiero agradecer la labor que desarrolla el Polideportivo Municipal Garzón. Destacar la colonia de vacaciones para niños y adolescentes, yoga para adultos, actividades acuáticas realizadas en el club Tucumán. Asimismo, la responsabilidad, capacitación, enseñanza, educación, respeto, y valores importantes para aplicar en la vida de cada ser. Estos valores son transmitidos por los docentes, coordinadores y personal que allí trabaja, dejando ese predio tan limpio y ordenado que da gusto de ver y disfrutar. Muchas gracias y felicitaciones.
DNI 12.360.124
Proyecto para eliminar motochorros
Hace más de diez años elevé un proyecto a la Policía Federal Argentina, un proyecto para que se convirtiera en ley o decreto para terminar con los motochorros. Se trata de un procedimiento administrativo consistente en que cada propietario de motocicleta, obtuviera un certificado en la Policía, ya sea Federal o local, para que pudiera circular en la ciudad. Dicho certificado debería contener datos del titular, quien obligatoriamente debería conducir su vehículo, denominándose dicho documento "Certificado de Buena Conducta", que obligatoriamente debería contar con: carencia absoluta de antecedentes penales y/o contravencionales; trabajo lícito y ubicación del mismo; domicilio real constatado, teléfonos fijo y celular si lo tuviera; concepto vecinal –es decir un informe ambiental del mismo y su grupo familiar–. Con estos datos registrados en el certificado a crearse, una vez obtenido el mismo, sería un aval para los conductores de motos, siendo que en la actualidad, sujetos sin casco, ni patente, circulan incluso a contramano por las arterias de la ciudad, y no son ni detenidos en su paso para verificar de quién se trata. Creo que con tales datos disminuiría considerablemente la estadística del delito o desaparecería este "modus operandi", con el cual la delincuencia azota a nuestra ciudad.
DNI 4.265.619
Harto de los cortes de luz
Soy vecino de la zona de calle Calchaquí al 3900. Estamos cansados de los cortes de luz. Yo pago la luz y nunca tengo luz, y los que están enganchados sí. Acá en la misma cuadra, somos dos vecinos que tenemos medidor y decidimos no pagar más, y engancharnos como todos. Así, de esa manera, nunca se nos va a cortar y podemos no faltar al trabajo, ya que sin dormir varios días es difícil ir a trabajar y rendir como se debe.
Gustavo Lescano