Realmente es bochornoso como dilapidamos las arcas del erario público reparando constantemente, las aceras y peatonales de nuestra ciudad, que cotidianamente se encargan de destruir con total impunidad los transportes de caudales y algunos servicios públicos contratados. Ellos transitan por las delicadas tejas de la peatonal San Martín con semejante peso, que terminan partiéndolas, engrasándolas con fluidos viscosos, que después el desprevenido peatón termina resbalando o ensuciando su calzado. ¿Y con quién te vas a quejar? Deberían utilizar estacionamientos especiales en las inmediaciones de algunas entidades crediticias como el Nación y el Municipal, para esta forma de traslado de divisas, o en su defecto modificar la traza de la peatonal con un adoquinado más resistente al excesivo peso de los blindados para no reincidir en gastos innecesarios, que todos debemos pagar.