El pasado 24 de agosto, como desde hace cinco años, se conmemoró el Día de la Lectura. Esa fecha, como sabemos, no es azarosa sino en homenaje al natalicio de Jorge Luis Borges, brillante escritor y unos de los autores más reconocidos aquí y en todo el mundo. La saludable costumbre de leer, aporta no sólo conocimiento sino también claridad, placer y recursos a quienes disfrutan de páginas y capítulos de libros, abriéndose puertas a un mundo maravilloso e infinito. Vivimos en un presente en el que no se lee mucho, más aún cuando apuntamos a libros. Por ahí no somos del todo conscientes en hacernos un tiempo para abocarnos a lo que nos va a dar un enriquecimiento que no sólo instruye, sino que abre un abanico de posibilidades concretas ante hechos, circunstancias y momentos que se presentan. La lectura también nos invita a pensar, decidir, tener protagonismo, compartir, aportar y más también. No pocas veces escuché decir "no sabes cómo me ayudó ese libro", o un "no te imaginas lo que tal o cual autor me clarificó", entre otras expresiones. Una frase que no me pertenece, dice: "los libros curan la más peligrosa de las enfermedades humanas, la ignorancia". Creo de mi parte, que a veces ciertas indiferencias que pueden parecer inexplicables o producirnos asombro, obedece a hábitos que no se han podido lograr, o no supimos implementar por motivos diversos. Incentivar la lectura, especialmente en niños y adolescentes, se traslada a sucesivas etapas, ya que la siembra empezó en tierra fértil y apta. Algunos de los resultados visibles y satisfactorios, salieron de la disciplina que fue inculcada y que luego fue útil para posteriores elecciones. Asimismo, las decisiones cuando son hechas a conciencia y con responsabilidad, con elementos que suman al avance, adicionan la mesura necesaria para materializar los objetivos.
Cuidado con los incendios
Sugiero a quienes vivan o tengan negocios en calle Rioja, de Maipú hasta Mitre, se abstengan, hasta tanto la Municipalidad de Rosario concluya con las obras emprendidas, de fumar, encender hornallas, estufas y todo otro elemento de combustión, porque si hay un incendio los bomberos no podrán ingresar a extinguirlo, tal como ocurrió hace unos días a la altura del 1100. Qué excelente logística de los profesionales a cargo de dichas obras.
El 26 de agosto, aniversario del nacimiento de Ceferino Namuncurá, ex alumno de los Padres Salesianos, misioneros en la Patagonia, toda la Iglesia y en especial la familia salesiana celebra su día. A diez años de su beatificación, la gran fiesta del recuerdo será en Chimpay, en la provincia de Río Negro, el 27 de agosto bajo el lema "Ceferino, hijo de Dios y hermano de todos". Ceferino Namuncurá dijo a monseñor Cagliero: "quiero ser misionero y sacerdote para ayudar a mis hermanos". Entonces, su padre autorizó que lo enviaran a Europa para continuar sus estudios. Su biógrafo narra que cuando cursaba el secundario enfermó de tuberculosis y falleció. Enterado el Papa Pío X de la muerte de Ceferino dijo: "Era una bella esperanza para las misiones de la Patagonia, pero ahora será su más válido protector". Ceferino nació el 26 de agosto de 1886, en Chimpay, Río Negro, fue bautizado por el misionero Domingo Milanesio. Los registros del Colegio Salesiano Pio IX de Artes y Oficios, en Buenos Aires, ubicado en el barrio de Almagro, señalan que fue compañero de Carlos Gardel por un año y pertenecían al coro de niños en 1902. Ceferino Namuncurá falleció en la ciudad de Roma, Italia, el 11 de mayo de 1905, fue beatificado el 11 de noviembre de 2007 por el Papa Benedicto XVI.
Un eterno agradecimiento
Por medio de la presente carta quiero expresar mi agradecimiento al personal del Hospital Privado Rosario, en especial al doctor Enrique Giavitto, al instrumentista Gabriel Sierra, y la vocacional atención de asistentes y personal de dicha institución, por la atención recibida. Gracias a todos ellos, hoy disfruto una nueva vida.
Sobre las patologías alimentarias
Quiero contarle a la comunidad, a modo informativo, la situación de cientos de pacientes que sufren en el país por patologías alimentarias, y que no tienen acceso a un tratamiento clínico serio. En la Salud Pública no existe ninguna política al respecto. Habiendo transitado ese camino de recuperación de la integridad como ser humano, puedo contar la travesía que significa "estar enfermo" y tener que exponerse al doble esfuerzo y exigencia que esta sociedad demanda a la juventud. La pregunta necesaria es, ¿por qué los hospitales públicos no tienen equipo interdisciplinario para recibirnos y abordar la problemática? ¿Por qué nuestra cultura del trabajo no entiende la lucha por superar un trauma profundo del que nadie tiene la culpa? Contamos con especialistas en diferentes áreas que no pueden asistir cada caso. Entonces, ¿quiénes son los que van a ayudar a quienes deben mejorar y crecer, para salir de tan trágica experiencia personal? Eso sí, una sola cosa plantearía como requisito para avanzar en cualquier propuesta, y es que sea pensada desde el amor fraterno.
¿Más luz, más seguridad?
Hace más de un año que venimos reclamando por varias columnas de luz, algunas están apagadas y otras con baja intensidad. Esta situación nos llena de oscuridad e incluso inseguridad en el ingreso a la avenida Circunvalación. Las columnas están ubicadas en la colectora de Circunvalación José M. Rosa, entre Valentín Gómez y las vías del ferrocarril. Los reclamos realizados a la Municipalidad, específicamente llamando al 147 son los N° 537758/2017, 636671/2017 y 642846/2017. ¿Qué sucede cada vez que llamamos? Nos toman el reclamo y no pasa nada, cosa que indigna ante las permanentes publicidades de una ciudad más iluminada. En los barrios seguimos siendo los últimos. ¿La concesionaria se "comerá" el dinero del arreglo de las luminarias? Cansados de recibir la misma respuesta: "ya pasaremos el reclamo". Por eso recurrimos a este medio. ¿Nos escucharán esta vez? ¿Tendremos buena iluminación algún día?
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