La Gaceta, primer diario argentino creado el 7 de junio de 1810, intentó responder sin duda al reclamo de un pueblo que necesitaba saber “de qué se trataba”. Mariano Moreno iniciaba con él un sendero imparable y una profesión que pesaría enormemente en el quehacer de las naciones por siempre. Primero el diario, después las radios, la televisión, las redes sociales. La información fue creciendo como una bola de nieve logrando llegar a los ciudadanos de todos los rincones del orbe. Y es en este momento de pandemia donde la palabra del periodista oral o escrita, ha adquirido quizás su mayor relevancia. El pueblo ávido de saber la verdad los escucha, los lee, se informa. Sin duda ejercen sobre la población una influencia superlativa. Cuando nos cargan con macabras e interminables noticias delictivas, cuando hablan sobre el Covid-19 en forma reiterada, cuando repiten cifras y cifras, abruman, agobian. Y precisamos la radio, la televisión, los diarios, quizás como nunca, debido al prolongado aislamiento. Por lo tanto no es tan sencillo cerrar el diario o usar el botoncito interruptor. Por todo ello en este nuevo aniversario, me pongo de pie para saludar en su día a los buenos periodistas, aquellos en los cuales prevalece su trabajo por encima de cualquier otro interés. Ellos, los que en sus programas conducen, informan con la verdad sin atosigar, crean notas de color, programas de interés general e invitan para hablar de Covid-19 solamente a los que saben y con un tiempo acotado. A esos periodistas llegue en su día el saludo de un pueblo que agradece el ejercicio de la maravillosa profesión realizada con la grandeza que ello significa.