Un ídolo del fútbol, un símbolo mundial, un hombre adorado, capaz de generar una frase tan trascendente como superlativa: “murió Dios”. Este 2020, punto de inflexión en el desarrollo de esta Nación con gravísimos problemas, consideramos que merece constantes reflexiones para concientizarnos y evolucionar. Maradona representa al ídolo de todos en un país que vive al ritmo del fútbol y acrecienta un fanatismo desmedido. Creemos que todos lo sentimos y mucho por su entrega, pasión y amor a la Argentina. Sin embargo, esta situación inesperada marca un nuevo hito para que sepamos ubicar cada cosa en su lugar. Los futbolistas son vistos como ejemplo de un propósito a alcanzar por los elevadísimos montos de dinero que cobran y muchos logran contactarse con el poder. Es el momento en que aparecen los aprovechadores de siempre y trastornan al naciente personaje. Nadie duda de que Diego forma parte de la cultura argentina, de su ADN. Pero invitamos a valorar también a los grandes modelos que nos rodean, que han surgido en este contexto pandémico como los científicos, médicos, enfermeros. Los trabajadores que construyen todos los días, que nos salvan la vida, los que pelean por sobrevivir dignamente o aquellos que pelean por salvar a sus hijos y son capaces de caminar kilómetros llevándolos en brazos. Asimismo, a aquellos fundamentales que no pueden desarrollar sus actividades y también contribuyen y forman parte de la cultura como músicos y actores. Lloremos por todos los que hemos perdido este año por la pandemia. También son ídolos aunque anónimos. Hay que disponer de un equilibrio entre el reconocimiento desbordado y el reconocimiento a otros héroes nuestros que ni siquiera hemos podido despedir. Todos somos personas buscando ser mejores con ejemplos superiores y dignos de seguir. Pareciera que el fútbol mueve montañas, nosotros sólo movemos el sentir del correr de la vida. Cuando muere un ídolo popular queda el mito y hoy existen también otros casos héroes pandémicos que con el tiempo serán reconocidos y admirados quizás sin convertirse en mitos.