Una llamada anónima y el engranaje funcionó de maravilla. Guardia Urbana, Policía Ecológica y un allanamiento oportuno que liberó a inocentes de la esclavitud y el comercio cruel y abusivo. Explotación de vientres, violaciones permanentes y embarazos continuos en pos del mercantilismo sórdido y codicioso. Sujetos con derechos tratados como simples objetos de lucro. Legales o ilegales, las guarderías, tienen las mismas funciones y objetivos, sólo cambia su condición respecto a la ley.
Desde la gráfica y los canales locales hubo una cobertura mediática que no dejó inadvertido ningún detalle. Bienvenida sea la presencia de los medios para informar y comunicar parte de la realidad. Pero lo que sucedió me lleva a un planteo evidente, simple y necesario.
La Municipalidad de Rosario sólo interviene cuando el que avasalla los derechos y la vida de los animales son los privados y mira hacia otro lado cuando los atropellos los producen sus propias reparticiones.
Las denuncias contra el Imusa, escritas, firmadas, documentadas y explícitas se han realizado a lo largo de décadas. Y lo que es visible a los sentidos, lo que puede apreciarse por la observación directa y comprenderse por el razonamiento más básico y elemental, continúa en el tiempo.
El Imusa debe ser clausurado como guardería porque además de la crueldad y maltrato que significa para los perros cautivos en sus jaulas, esa función que desarrolla no está determinada por ninguna Ordenanza Municipal.
Ojalá alguna vez los medios locales de comunicación reparen que en calle Francia 1940 hay seres con vida, claro está, sin raza ni nombre, pero con el sufrimiento por destino y la vida latiendo presurosa en sus cuerpitos esmirriados.
También hay que visibilizar lo que ocurre hacia dentro del Estado porque eso nos compete a todos. Pienso que la pauta de publicidad oficial o el temor a salirse de la zona de confort no condicionará la objetivación de una situación que muchos rosarinos ignoran. Creo que informar es eso: hacer visible lo relegado y escondido.
Mi deseo para estos días es que cuando padezcamos más de 30º a la sombra o cuando nuestros perritos sientan pánico por la pirotecnia, recordemos a los NN del Imusa que no pueden salir de sus prisiones. Y exijamos el fin de esta segunda perrera.
Felisa Aurascoff
Asociación Animalista Mahatma Gandhi