Ante la situación que padecemos, respecto al Covid, a las consecuencias graves para la salud y a la saturación del sistema sanitario, ¿alguien puede dudar que no se observa un comportamiento social acorde a las medidas recomendadas por los expertos en salud, que mucha gente hace caso omiso a la utilización del barbijo y al distanciamiento para disminuir la cantidad de contagios de un virus que enferma y en determinadas situaciones apaga vidas? Si esta pandemia no hace tomar conciencia de que corre riesgo la salud humana, que debemos acatar las disposiciones para prevenir la enfermedad; entonces es impensable que los ciudadanos obedezcan códigos de convivencia, en otros aspectos de la vida cotidiana, como ser no ensuciar la vía pública, no adelantarse en una fila, no faltarle el respeto a los semejantes. Bajo estas circunstancias es imposible idear un país diferente, una sociedad comprometida con las cosas básicas que se presentan en distintas ocasiones. Las fiestas clandestinas, las reuniones familiares masivas, el amontonamiento en lugares públicos, el desinterés por el otro, indican cuánto nos falta madurar como sociedad, lamentablemente. El comportamiento de un gran sector de la comunidad evidentemente recibe una baja calificación.