Argentina fue una república, y puede volver a serlo. Hace un tiempo, de ser un terreno baldío inmenso con dos millones de habitantes y el 80 % de analfabetos, un tal Domingo Faustino Sarmiento hizo un país, bajó el analfabetismo a menos del 20 %, hizo escuelas, creó una flota de guerra, trenes, puentes, y se produjo un crecimiento sostenido. Después vino un tal Juan Domingo Perón a destruir todo y crear una secta volviendo al analfabetismo y la ignorancia. Vino una etapa de golpes militares y entre uno y otro dejaban votar a la gente falsificando una democracia. Ahora un tal Mauricio Macri nos demostró que sí se podía, nos dio la posibilidad de ser un país y dejar de ser una aldea, y nos hizo “ser” en el mundo una república creíble y confiable. Somos lo que queremos ser, por acción o por omisión. Y entendimos que un ignorante político es fácilmente absorbido por la mediocridad. Nos falta, pero el camino es el correcto. Ese camino, aún empedrado, nos llevará al lugar donde debemos estar.