En el anteproyecto de ley sobre terapias complementarias, S-4579/16, se expresa que no hay autorizaciones ni regulaciones oficiales para realizar terapias, tampoco registros o controles de terapeutas, no hay carreras reconocidas que otorguen títulos que habiliten para las terapias. Al no existir marcos regulatorios y trabajar directamente con personas, sus procesos mentales y emocionales, las consecuencias pueden ser negativas. Las actividades no están reguladas por el Estado a través de los ministerios de Educación o Salud; por otro lado la eficacia terapéutica no está reconocida, o sólo en parte por la comunidad científica. A modo de ejemplo: terapia de respuesta espiritual, tarot terapéutico, terapia energética emocional, terapias holísticas integradas, arteterapia (curso online de cuatro meses). En relación a esta formación en particular, el Centro Argentino de Arteterapia aclara que estudiar arteterapia sin un grado académico previo en salud o arte, sería como intentar ser cirujano sin ser médico. A través de estas "terapias" y otras tantas se publicita el abordaje a la depresión, adicciones, miedos, insatisfacción, tratamiento del autismo, entre otras problemáticas, promoviendo beneficios aún no probados; estaríamos aquí en presencia del intrusismo, circunstancia en la que una persona que no está autorizada para ejercer ciertas actividades profesionales, las realiza. No forma parte de colegios profesionales que son los encargados de velar por los intereses de sus miembros, fijando estándares profesionales, sujetos a estrictos códigos de ética. En el caso de los "terapeutas" en cuestión, las certificaciones, diplomas o licencias, en el mejor de los casos, son otorgados por asociaciones que a la vez autorregulan las actividades. Se expresa en la ley mencionada la falta de reconocimiento legal de las instituciones de enseñanza y las formaciones que imparten. Sus títulos no son habilitantes para la atención de la salud. Por lo expuesto, resulta importante saber discernir, por ejemplo, entre un taller de mandalas y el ofrecimiento de una terapia a través de las mismas; aunque no se utilice la palabra terapia publicitando la actividad basta con ver los contenidos, para los cuales aplicarlos exige una formación académica específica. Es prioridad cuidar de la salud física y mental, independientemente de lo atractiva, casi mágica o novedosa que pueda ser la propuesta "terapéutica". Por supuesto que la elección es personal, pero es importante conocer antes de decidir.