“Partí de una empresa familiar, mi papá era agricultor, y trabajaba con mi tío en sociedad. Después de recibirme de farmacéutico, siempre al lado de la actividad, decidí incursionar en la empresa, primero en la parte administrativa, después formarme más en lo técnico, ayudarlos en el de monitoreo de malezas, en la administración, inversiones, etc. En el 2007 ellos deciden retirarse definitivamente de la actividad y allí, aprovechando los años de experiencia, comencé a trabajar por cuenta propia, ayudado por mi familia, e inclusive ampliando la jugada”. La empresa familiar partió de trabajar unas 120 has propias y otras tantas arrendadas y hoy son cerca de 2.000, aumentando considerablemente los lotes arrendados, la mayoría a quintales fijos. Los lotes se distribuyen entre los Departamentos Constitución, Rosario, algunas pocas has. en Colón (Buenos Aires), y 360 has. en Victoria y Gualeguay, en la provincia de Entre Ríos.
Lo suyo es 100% agrícola. En zona núcleo trabaja con herramientas propias, tanto en siembra como en fumigación, cosecha y acopio. En Entre Ríos posee un esquema diferente, con servicios contratados. "Un poco para amortiguar algunas cuestiones climáticas”, explica.
En cuanto a la rotación, afirma que en los últimos diez años venía respetando un 30% de la superficie con trigo y el otro 30% con el doble cultivo arveja/ maíz. Con un poco de maíz de primera. Y entre un 35, 40% de soja de primera. En esta última campaña, por los costos y el precio de maíz, bajó a un 20% de la superficie de maíz y a un 20% la de trigo, “cosa de la que no me arrepiento”, admite y aún considera que tendría que haberla disminuido más.
“Como se perfila el año, hay un muy buen cultivo de soja de primera, implantada temprano, y también se implantó muy bien el maíz sobre la arveja. Al no haber rastrojo en la superficie, permitió entrar en mejores oportunidades. Distinto es el caso de la soja sobre trigo, demorada por anegamientos”, relata el productor.
La campaña. “Desde el punto de vista agronómico, pinta ser un muy buen año”, refiere Foglia. En soja de primera, cuenta en enero con suelos bien provistos de agua y con muy buena implantación. Lo mismo en lo poco que hizo en maíz de primera, en excelentes condiciones.
“El maíz de segunda sobre arveja, se pudo sembrar en diciembre, fecha en la que hace varios años estadísticamente viene dando los mejores promedios de rendimiento. Está muy bien implantado, hubo muy buenos nacimientos y se pudieron completar correctamente las tareas de fertilización”, continúa en su descripción.
Advierte, en cambio que lo único que está hoy con deficiencias son las sojas de segunda sobre trigo. “Hubo siembra y resiembra, por el encharcamiento se pudrieron muchas semillas, probablemente habrá una pérdida importante del rendimiento en esos lotes.
“Agronómicamente”, aclara, ¿y más allá? “Creo que todavía la mayoría de los productores entre los que me incluyo nos negamos a ver la foto de la soja a 239 dólares y a 129 dólares el maíz. Porque aún con muy buenos rindes es muy difícil llegar a la indiferencia”.
Su postura, considera, es la de muchos que han apostado a financiarse en pesos en esta campaña, “apostando a que parte de los costos se puedan diluir con alguna devaluación del tipo de cambio”.
Lo contrario, para el empresario, implica complicar aún más la ecuación: “Nos financiamos con altas tasas en pesos. Y si no cambia hoy el precio de nuestro dólar, y la soja y el maíz se mantienen en los precios futuros, va a ser muy complicado que cierren los números en esta campaña, aún con un buen volumen”.
En vísperas de un año electivo, Foglia no espera grandes cambios. “Una de las cuestiones importantes será observar cómo se define el año pero con una política austera, sin pensar en grandes cambios para el 2015. Aún mejorando el mercado internacional, para lo cual no hay grandes argumentos”.
En esa línea, el empresario apuesta a situaciones con financiamiento largo, a 5 años, con tasas subsidiadas, “porque ahí sí, en 4 ó 5 años, no dudo que haya un cambio de tipo político- económico. Sobre todo algo que acomode la ecuación”.
En su caso, reconoce que “gran parte de poder seguir subsistiendo e esta actividad es por contar con campo propio. Hoy si el campo es 100% arrendado, la ecuación es imposible”, define.
Números. Sobre su percepción sobre el “ánimo de agro”, Néstor escucha que la mayoría de los productores, sobre todo aquellos que cuentan con explotaciones medianas, están muy preocupados. “Los costos internos pero también los de otros rubros, con una inflación del 30, 40% y con el precio de nuestros granos estancados o considerablemente por debajo de los que percibíamos hace un año, nos fueron rápidamente complicado la ecuación y nos obligaron a aumentar el endeudamiento, poniendo las tarjetas agro al límite, tratando de pagar la tasa en peso más baja posible.
Todos la ven muy difícil”. Y entren de alentar posibilidades, Foglia considera que “hay que hacer las cosas super bien, no relajarse y apostar a sacar la mayor cantidad de kg/ha de granos”.
Es parte de la receta que el propio Néstor maneja en su negocio. “Tengo un asesor técnico que me ayuda en los monitoreos, sobre todo cuando empieza a aparecer resistencia de malezas”. Cuenta que así como hace tres años no dormía por la Rama Negra, hoy ya la aprendieron a controlar. Pero muy rápidamente aparecieron las resistencias en otras malezas en latifoliadas, en gramíneas, y la inversión en el control se hace cada vez más grande. “En algunos casos, se contempló con los dueños de campo y se logró cubrir parte de los costos con una baja de los arrendamientos. En otros casos no, eso es lo más grave, porque el costo aumentó significativamente en dólares y mucho más en kg de granos con la aparición de las resistencias de malezas”.
Malezas. Este año no le faltó nada. Problemas de Chloris, de Raigrás resistente- uno de los mayores- Commelina, Capín, Eleusine, Cebollín, Sorgo de Alepo resistente, Parietaria y ahora ya empezando a ver en algunos lotes vecinos al famoso Yuyo Colorado. “Lo que parecía un trabajo fácil, de taquito, hoy por hoy está muy complicado desde el punto de vista técnico, agronómico y económico”. Dado que cada maleza responde de manera distinta al control químico de acuerdo a su estado fenológico y a la vez a las condiciones hídricas imperantes, existe una infinidad de situaciones diferentes, que pueden modificar el éxito de los tratamientos. Y pese a que siempre hizo siembra directa, este año en particular tuvo que llevar adelante tareas mecánicas “de salvataje” en tres lotes en los que había una combinación de malezas resistentes tan grande y con un estado avanzado que hacía inviable otra alternativa. Más allá de la reacción, su estrategia es “conocer mejor a las malezas, y estar atento a información”.
Resistencia, costos operativos que aumentaron. Como estrategia para paliar la situación, Foglia vuelve a sembrar trigo este año. “Porque el año pasado, cuando todo el mundo estaba en desacuerdo con el trigo, desestacionalizándome del cultivo y tratando de generarme mecanismos financieros para no venderlo en cosecha, la ecuación con 3.600 kg de promedio me cerró fantástica”, relata. Por eso vuelvo a sembrar trigo y hoy estoy esperanzado que cuando la soja valga 250 dólares, poder vender el trigo del cual no vendí un grano tratar de aguantar el trigo cuando el mercado se sincere un poquito y tratar de ir desestacionalizándome en la venta y mejorar la ecuación.
Esfuerzo conjunto. Con una mirada retrospectiva, Néstor Foglia ofrece su visión: “Después de 10 años seguidos en que la soja no paró de subir, este año nos chocamos con una pared, es prácticamente imposible que no baje en esta campaña”. En ese sentido, apuesta a que se pueda elaborar un nuevo modelo de relación arrendadorarrendatario. “Con esos costos, con un clima variabley una política económica que en este año veo muy difícil que genere un cambio a favor del sector”.