Estrenando nuevo gobierno, ¿qué se espera en el agro? ¿Será el sector más favorecido? No tanto. A Carlos Etchepare, director periodístico de Canal Rural y analista de mercado de granos puso paños fríos: “Sin dudas este sector va a ser favorecido por el cambio que se viene pero será dentro del contexto en el cual estamos. Y no todos los mercados son iguales”.
Respecto del trigo, Etchepare analizó los costos totales. “Hoy, 55 quintales en zona núcleo sirven para cambiar la plata, ¿eso cambia? sí, porque me lo van a pagar de 30 a 40 dólares más, son 4 toneladas más por hectárea”.
Esto, según Etchepare, apenas compensa el quebranto que hoy atraviesan los trigueros. “No me voy a hacer millonario pero va a cambiar”, expresó y agregó que el verdadero impulso del trigo lo tendrán recién el año que viene.
En maíz, la situación en la zona núcleo empieza a mejorar y el cultivo será de los más beneficiados.
“Estamos hablando de 76 dólares por hectárea, con precio de 145 dólares”, describió, aunque aclaró que en zonas más alejadas, el panorama no es tan atractivo.
En cuanto a soja, los costos manejados por el disertante le daban 38 quintales. Pese a ser un rendimiento alcanzable, está claro que el beneficio será muy acotado. “¿Qué voy poder comprar con mis rindes? ¿Y cuál será el costo de volver a producir?”, se preguntó el director de Canal Rural.
En su consideración, el mercado mundial de soja no muestra a fu turo una gran posibilidad de recuperación. Y si bien puede ser que aumente un poco la superficie destinada a los otros cultivos y suba con ello el precio de soja, no hará una gran diferencia.
“Hay un cambio posible pero de más largo plazo, y eso tiene un sentido, porque lo que falta de definir es lo más importante: los cambios en el contexto. No somos un sector separado del resto de la sociedad”, advirtió Etchepare.
Se refería con ello a la definición del tipo de cambio. “Eso impactará en la vida del productor que tiene que vestirse, alimentarse y educarse como el resto de la sociedad”, manifestó.
Acerca de las expectativas que se manejan, concluyó: “No pasemos del pesimismo total a todo el mundo feliz, no nos olvidemos que venimos del infierno, a lo mejor el gran cambio es que te abran la puertita para salir”.
El valor del dólar. Cuando el analista Salvador Di Stefano tomó la palabra, fue al grano. “La gente quiere saber eso, a cuánto va a estar el dólar”.
Para llegar a ese punto, analizó las opciones de plan económico que el nuevo gobierno podría implementar.
“¿Cuáles son las cinco medidas económicas que se deberían estar tomando?”, preguntó. Di Stefano avizora deudas que se pagan con bonos, un acuerdo con los buitres; la capitalización del Banco Central, el financiamiento del déficit fiscal y la inversión en infraestructura.
También prevé un blanqueo de capitales. “Esto es irreversible, hay que blanquear y está bien pensado”, enfatizó.
En su análisis de la situación, el disertante afirmó que “hay escaso espacio para la baja del gasto”.
“Seguridad social no se puede tocar, gastamos el 38%; en transferencias públicas y privadas que ascienden al 30%, podemos bajar algo en materia de subsidios”.
Mientras tanto, el déficit de los últimos doce meses se eleva a 300 mil millones de pesos.
Sobre el dólar a futuro, Di Stefano arriesgó algunas cifras bien referenciales. “Para competir con Brasil necesitamos un dólar a 22 pesos. Para reservas, de 21. Para la soja, necesitás un mínimo de 18 para salir derecho; para no veranear afuera, 19 y para comprar autos importados, 20”.
Acerca de la deuda argentina, Salvador la calificó como “muy similar a una familia”.
“Le pedimos deuda al papá y el papá no pone ningún condicionamiento”. Así, la deuda pública “intra Estado” asciende a 160.000 millones de dólares; la externa, a 96 mil millones de dólares, alcanzando un total de 256 mil millones”.
“Podemos pagarla con bonos”, afirmó, y se preguntó: “¿Hay que tomar dinero nuevo?”. Se respondió que sí. En su consideración, hay que capitalizar el BCRA en 30 mil millones de dólares. “Hoy tenemos un ratio bajo porque nos hicieron creer eso, pero cuando pidamos a terceros nos van a pedir que ganemos más dinero”.
El analista económico financiero resumió el eje de las nuevas políticas en una “migración de planes”.
“Tengo que migrar a una alta presión tributaria, subir las reservas, eliminar los subsidios, lograr el equilibrio fiscal, subir el tipo de cambio, lograr una tasa de interés positiva”, indicó.
Sobre las consecuencias de dichas medidas, Salvador Di Stefano afirmó que existen medidas sin dolor como el endeudamiento, el blanqueo y la inversión extranjera directa, así como medidas con dolor como bajar el gasto, subir impuestos, ajustar el tipo de cambio.
Plan “macho”. Para Di Stéfano, “no se dimensiona la tarea titánica que le toca al próximo gobierno”, aseguró el disertante.
Y este esfuerzo, en opinión del disertante, estará íntimamente relacionado con el rumbo que tome el tipo de cambio. “Hay un divorcio fundamental entre lo que va a pasar y el discurso de la gente, el desafío es que la devaluación no pase a precios, necesitás hacer un plan bien macho, una devaluación alta con tasas de interés por stock”.
¿Cuál sería ese “plan macho”? , se preguntó. “Si Mauricio Macri pone un tipo de cambio bajo, de 15, en tres meses voy a tener que volver a ajustarlo”, respondió.
En consecuencia, dijo que “si tuviera que darle un consejo de amigo a Mauricio le diría que haga un buen relato de la herencia y curate en salud, porque en 90 días si no el mercado te lleva puesto”.
Es que, dijo, se necesita “un tipo de cambio de 20”. Opinó que “hay mucho dólar ahorrado en la región y va a venir mucho dólar de afuera para aquí”. La parte complicada es que si bien “el asalariado va a conservar su empleo”, no la va a pasar bien “en los próximos 90 días”.
Para Salvador, el shock es “hacer la mayor maldad en los primeros 90 días”. El deseo que transmitió el disertante se resumió en “gobernabilidad”. Enfrentados a un escenario que describió lejano a lo que se imagina, cada sector tendrá sus consecuencias.
Para el campo auguró tiempos “pum para arriba respecto para lo que era”, aunque aclaró que “no es para descorchar champagne”.
Al consumo le irá mal. La industria tendrá un escenario binario: la ligada a la alimentación estará bien, el resto también mal”.
“Argentina se abrirá al mundo, eso es lo más positivo”, rescató Di Stefano.
Etchepare coincidió en apuntar su foco en la gobernabilidad: “Son situaciones complejas, y falta experiencia política”.
“¿Para qué cambiamos? Sería esa la sensación que dejamos al público”, retomó sobre el final Carlos Etchepare. “Pero no es así, la primera etapa de Mauricio Macri y Daniel Scioli iban a ser muy parecidas”.