“En Argentina hay una baja reposición de nutrientes a pesar de que aumentó el consumo de fertilizantes, y eso también puede traer aparejado otros problemas como la mayor acidez de los suelos y los cambios en el PH”, dijo Hernán Sainz Rozas, de la unidad integrada de Inta FCA Balcarce, quien presentó el estudio de suelos del país de 2011 y 2018, la comparación entre ellos y con los suelos pristinos.
El relevamiento dividió cuatro regiones o cluster: la 1 es la zona oeste de la región Pampeana; la 2, la zona núcleo; la 3 el sur de Buenos Aires y la 4, la provincia de Entre Ríos.
El estudio demuestra que en materia orgánica (MO), en 2011 el país presentaba niveles de reducción de entre 30 y 50% respecto de los suelos pristinos. Había caída en niveles de fósforo (P), la mayoría con niveles debajo de 15 partes por millón (ppm) que son una limitante para el rendimiento de varios cultivos. “Teníamos caída de potasio, calcio y magnesio entre 18 y 25% y además caída importante en niveles de zinc del 70%”, dijo Sainz Rozas, comparándolos con suelos originales. En cambio, no había cambios en otros micronutrientes como hierro, manganeso y cobre.
En 2018 “el único lugar donde hubo reducción significativa de MO fue en el cluster 3 (SE de Bs.As.), y no en el resto de región pampeana, con lo cual aparentemente estamos en un nuevo estado de equilibrio, es decir, sale el mismo carbono que ingresa, aunque este estado actual es mucho menor comparado con suelos pristinos”, dijo.
Las causas a las que Sainz Rozas atribuye esa situación en esa región son los niveles de rendimientos de los cultivos con los planteos actuales de producción, “que están lejos de lo que podemos lograr respecto de lo que nos da el ambiente” y también problemas de erosión hídrica.
En cuanto al PH, los niveles cayeron en 2011 respecto de suelos pristinos pero también en 2018. “Esto nos dice que los suelos se están acidificando”, dijo el especialista y el proceso se aceleró mucho más entre los últimos siete años que en los períodos de entre 40 y 60 años que es la comparación entre suelos pristinos y 2011. En este punto, la zona más crítica es noreste de Buenos Aires, centro norte de Santa Fe, y algo de Entre Ríos, donde “empiezan a verse niveles preocupantes de PH”, dijo Sainz Rozas.
En cuanto a fósforo, los balances son negativos. “Hay caídas importantes respecto a suelos pristinos” dijo el especialista de Inta y señaló que en el cluster 1 y 2 (region oeste pampeana y zona nculeo) hoy estamos en valores de entre 15 y 19 ppm promedio, con pérdidas de entre 0,6 y 1,7 ppm por hectárea por año.
“Eso significa que hay un balance negativo de fósforo entre 5 a 15 kilos hectárea por año”, agregó. “Los balances son muy negativos sobre todo para el cultivo de soja y el desbalance se nota en todas las áreas de estudio y en el sur de Santa Fe empieza a haber suelos por debajo de 10 ppm”, agregó.
Si se analizan los niveles de calcio “en todos los lugares hubo reducciones entre 11 y 18 ppm, todos son más bajos que en los suelos prístinos, pero en el único lugar donde cayó significativamente el calcio fue en la zona núcleo, por los rendimientos de cultivos y la predominancia de soja en rotaciones”, destacó.
En magnesio, los suelos contaban en 2011 con 300 a 400 ppm de magnesio intercambiable y en 2018 los niveles bajaron a 200 / 300 ppm. “Aparecen problemáticas en el sur de Santa Fe, sur de Córdoba y centro norte santafesino”, dijo.
Finalmente, en cuanto a potasio, hay las reducciones significativas respecto a suelos pristinos. “Los umbrales para maíz van entre 180 a 200 ppm y estamos por arriba de eso en la mayoría de las regiones pero la zona de riesgo en cuanto a deficiencia es Entre Ríos”, agregó Sainz Rozas y en los últimos años esto impactó también en el este santafesino.
En cuanto a hierro los suelos no presentaron cambios importantes, entre otras cosas por efecto de la acidificación y en cobre tampoco.
En cambio, sí se detectaron problemas en zinc. “Hubo reducción significativa en la mayoría de las regiones”, dijo el especialista de Inta. “Los valores actuales promedio dan cuenta de una caída del 83% en los niveles de zinc respecto de suelos pristinos”, concluyó.