Antes de que el gobierno provincial invitara a sumarse a la campaña "Dale una
mano a tu escuela", prevista para hoy, y que propone cambiarle la cara a las aulas, la comunidad
educativa de la Escuela Nº 6.371 Joaquina de Soage, de Zavalla, puso en marcha su propio plan de
trabajo. Así, desde enero, pasaron varios días, en especial los sábados, en que maestros, padres,
directivos y los mismos chicos se juntan para arreglar su escuela. Nada aquí es simbólico, el
trabajo mancomunado es consecuencia de una tarea sistemática y continua.
Fernando Marcucci es miembro de la cooperadora desde hace
dos años, sus dos hijas concurren a la escuela pública que se levanta en medio del Parque
Villarino. "En una comunidad pequeña siempre hay un grupo que hace la punta y otro que se engancha
con las propuestas", dice para empezar a contar cómo surge la idea de trabajar en verano para
acondicionar las aulas.
Enseguida recuerda que la escuela, como tantas otras, tiene
graves problemas de infraestructura, que ocasionan por ejemplo, que los chicos de 4º grado den
clases en la sala de preescolar, con mesitas diseñadas para los más chiquitos. "Para levantar más
salones, hace siete años que se gestionó un subsidio, pero siempre está ahí y nunca se concreta",
relata.
"Practicidad"
Es entonces que confiesa que la clave está en la
practicidad: "Mientras la ayuda (del Estado) se dirime en la política y esperamos que llegue,
ponemos manos a la escuela y construimos el salón que nos hace falta". Los fondos para el
mantenimiento del edificio escolar provienen de lo que recaudan desde la asociación cooperadora, el
Fondo de Asistencia Educativa y algún que otro subsidio del Estado. Entre estos últimos aportes,
figura uno de 8 mil pesos para arreglar los techos. Esta vez ese aporte fue el que convocó a
docentes y padres en pleno verano a reunirse en la escuela.
El cooperador tiene una mirada respetuosa de lo que
significa la participación de los padres: "A veces es difícil entender el significado de las
palabras generosidad o solidaridad cuando no se llega a fin de mes y se tienen en la cabeza otras
preocupaciones".
Al relato se suma el de la directora de la escuela de
Zavalla, María Lucrecia Lamboglia, que asegura que este trabajo comunitario se puede realizar por
el acompañamiento que recibe de docentes y padres. "Ahora estamos trabajando a full", comenta para
definir el compromiso que sienten por la escuela.
Buena predisposición
Por su parte, una de las vicedirectoras, Marcela Palazesi,
agrega: "Nuestra actividad es independiente de la que organizó el ministerio (de Educación)" y
apunta una vez más que "la escuela se mantiene con una participación ya naturalizada, donde siempre
encontramos buena predisposición".
Resalta que cada cual aporta con tiempo, materiales y hasta acercando un mate en
las jornadas. "Por ejemplo, una mamá que sabe coser arregló las cortinas de los salones",
cuenta.
"Lo que buscamos siempre es el bien de los chicos, hacer de la escuela un lugar
cálido", destaca la vice.
Guillermina Sgariglia, maestra de la 6.371, tiene para la
afirmación de Marcela su propia receta: "Cada día en la escuela es para mí el primer día". Expresa
que siente "orgullo" por su trabajo y la institución en la que enseña desde hace 30 años.
"Nosotros nos anticipamos a esta campaña provincial, nos
juntamos y disfrutamos de momentos que son recreativos, que nos encuentran los sábados arreglando
la escuela", coinciden las educadoras de la actividad que las une más allá de la enseñanza en las
aulas.