Por Arq. Ana Lina Klotzman
Por Arq. Ana Lina Klotzman
El Premio Pritzker es algo así como el Nobel de arquitectura. En su edición 2021 fue otorgado al estudio francés Lacaton-Vassal.
Este premio no se da por un trabajo en particular, sino por la obra del estudio en su conjunto. Es el reconocimiento a un pensamiento conceptual sostenido y a un trabajo en consecuencia y en permanente evolución crítica.
Si bien puede parecernos un tema lejano, de realidades ajenas, esta vez tiene sentido que hablemos de los ganadores.
En la ceremonia de entrega, Anne Lacaton expresó: “La arquitectura debe estar abierta a la vida, aumentar la libertad de todos (…). No debe ser exhibicionista o intrusiva, sino representar algo familiar, útil y hermoso. Debe ser capaz de acoger la vida que pulsa por tener lugar allí”.
Es una definición que cualquier arquitecto, de cualquier parte del mundo, puede aplicar en su trabajo. Es decir, un pensamiento que nos acerca como profesionales, y, por lo tanto, a los usuarios, a la mejor arquitectura, esa que se ganó el Pritzker.
Recién recibido, Jean-Philippe Vassal se fue a trabajar a Nigeria. Anne, su esposa, lo acompañó. Allí hicieron sus primeros trabajos, más preocupados por observar y aprender de la vida de la gente, que por poner automáticamente en práctica lo estudiado en la universidad. Uniendo ambas herramientas, se comenzaron a gestar los conceptos arquitectónicos que guiarían toda su labor.
Muchos de nosotros, arquitectos de por aquí nomás, hemos podido escuchar a Anne Lacaton, en su conferencia en el marco de la Bienal Internacional de Arquitectura Argentina (BIA-AR) 2014. Desde su silla, en el enorme escenario del estadio Orfeo, en la ciudad de Córdoba, una mujer vestida de gris, de voz suave y poco conocida en relación a las demás estrellas invitadas, fue llenando el espacio con una obra delicada, de gestos mínimos y honestidad implacable. Era inevitable entusiasmarse con esa arquitectura tan posible, tan cercana. Nada impostado. Todo verdad.
Muchas obras quisiera mencionar, pero tal vez haya una que pueda considerarse el manifiesto construido de Lacaton-Vassal. Al ser invitados a demoler y re-pensar tres bloques de edificios, para la transformación de 530 viviendas de posguerra, en el distrito Grand Parc de Bordeaux (Francia), vieron allí una oportunidad: conservar lo existente y ampliar la superficie adosando una estructura que contenía espacios multifuncionales, bien asoleados y ventilados, protegidos por filtros sutiles, construidos con pocos y simples materiales. Una estrategia proyectual que, además permitió a los habitantes permanecer en sus viviendas durante la ejecución y verlas transformarse. Una arquitectura sostenible desde lo económico, lo social y lo ambiental. Una arquitectura honesta, técnica y éticamente.
Entonces, ¿la buena arquitectura es para todos? ¿es accesible desde lo tecnológico y lo económico? Si. La enorme y sólida obra premiada con el Pritzker está ahí para confirmarlo. Los invitamos a conocerla y a no esperar menos de la arquitectura y sus profesionales.