Abel Pintos repasa y reinventa su historia en "La familia festeja fuerte"
El músico bahiense, con un excelente desempeño, hizo delirar a sus fans con un show donde tocó cerca de 40 canciones en Metropolitano.

Jueves 15 de Noviembre de 2018

Una multitud colmó las instalaciones de Metropolitano en el shopping Alto Rosario en el primero de los tres conciertos de Abel Pintos, donde el popular artista bahiense repasó su historia en el marco de la gira "La familia festeja fuerte".

En el inicio de la noche, cada ajuste técnico aumentaba la ansiedad del público por escuchar a un artista que acostumbra a entregar su arte y su alma en cada show. Lo cierto es que en estos últimos años se fueron armando tribus en torno al fenómeno Abel. Así, Rejunte Abelero y otros grupos de fans hicieron notar sus remeras y banderas en el amanecer del show rosarino. Por otra parte, el amplio escenario favoreció el austero diseño de la puesta en escena, aportando al lucimiento del artista y su banda.

Abel Pintos entró al escenario con su guitarra, recibiendo la primera de la larga lista de ovaciones que recibió a lo largo de la noche. El sencillo vestuario — zapatillas, jean y camisa— le dio la comodidad necesaria para mostrar su impronta movediza durante todo el show. Arrancó con "De solo vivir", la declaración de principios que Abel cantó con su mayor firmeza y convicción y donde invitó al público a cantar los estribillos. Astuto, Abel agregó "Rosario" a la letra de "Revolución" y recorrió el escenario sumándose a la fiesta de su gente. Después, siguió con "Pájaro cantor", una metafórica respuesta a interrogantes y planteos, sumando a su hermano Ariel y a Marcelo Predacino en los coros.

En síntesis, Abel Pintos armó un set inicial con atmósferas rockeras, en formato eléctrico, un espacio donde incluyó remozadas versiones de canciones ya populares como "Bella flor" y "Luna llena", rapeando algunos fragmentos.

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Después de provocar a las damas con pasos de desfile sobre el escenario, Abel se dedicó a saludar. "Es fuerte, muchas gracias, buenas noches", dijo secándose lágrimas y sudor.

El cantante justificó el nombre del show "La familia festeja fuerte" señalando que "tenemos derecho a llamarnos familia". Y añadió: "Después vendrá el bailongo, pero ahora les pido que se sienten y disfruten el show", solicitó. "El que avisa no traiciona. Vamos a estar mucho tiempo acá y serán muchas canciones", dijo, anunciando un recital extenso y bromeando con el aguante de los acompañantes.

Con las formas del pop, Pintos exigió sus cuerdas vocales en "Como te extraño", "3" y, después de caminar el escenario bebiendo agua, se fue tornando íntimo con las baladas-rock "Lo que soy" y "Flores en el río". Mantuvo el clima del show y le dio descanso a la banda encarando la versión minimalista de "Mariposa" sólo con Ariel en la guitarra, con gestos y movimientos felinos que provocaron el delirio del público. Luego pidió y logró que lo escucharan en este tramo relajado que cerró con "Una razón", sólo con Predacino en guitarra.

El público le aceptó a Abel la consigna de sentarse a escuchar, lo cual le restó euforia y algo de intensidad al show, pero el artista logró cumplir con su ambicioso plan sumando casi 40 canciones al hilo. Mostró su costado más romántico a partir de temas como "Que te vaya bien", y volvió al formato-rock acercándose al funk en "Canta", con un excelente desempeño de la banda.

Tributo al maestro

En un momento del concierto la banda entera se vistió de León Gieco, sobre todo por los lentes oscuros, para el homenaje a quien Abel considera su padrino y a quien le debe los primeros apoyos. Después de la notable versión de "Pensar en nada" —la obra del cantautor santafesino pega fuerte en estas épocas— Abel pidió un aplauso para su mayor referente artístico. Una pequeña parte del público no entendió el mensaje y en el final pidió "que mueva la colita".

Con la zamba "Solo", Pintos inició el set folclórico. Intervenidas y adaptadas a su estilo, sumó en este tramo del recital "La flor azul", "Zamba para olvidar" y agregó ritmos del Perú en "Asuntos pendientes". Tras cartón volvió al rock y a Gieco versionando con dientes apretados "Halleluja". Es cierto, para quienes quieran conocer su pensamiento, en sus canciones y en la elección de repertorio ajeno están sus opiniones.

Cuando la melodía de "Aquí te espero" fue asomando, estalló la ovación. Hizo ahí la pausa para recordar que "es día de semana, mañana hay que trabajar, la cosa no está para despreciar?"; después jugó con el público amagando el final, pero casi al mismo tiempo ratificó el extenso plan. Se divirtió bailando "Incomparable" y otras cumbias enganchadas, con "regular desempeño" en la danza. Y cuando llevaba dos horas y media de concierto sin pausa, Abel preguntó "¿todavía queda un poco de energía?, vamos a divertirnos". Después de "El alcatraz" volvió a agradecer y se fue al descanso con "Oncemil", llegando a notas imposibles, solo apreciables en los ámbitos de la lírica.

Después de un brevísimo intervalo, Pintos ofreció los bises. Entre otros títulos, cantó "La llave", el bis más solicitado, dio su habitual mensaje espiritual recomendando al público tener la mayor calma en el regreso. Se despidió con "A-Dios", con un final a capella extendido, vibrando en sintonía y logrando una profunda comunicación con su público. Abel, con todo el staff, se despidió saludando mientras sonaba "Pensar en nada", para que oiga quien quiera oir. La serie de conciertos de esta gira en su tramo rosarino finaliza esta noche y, al terminarla, iniciará su recorrido por los festivales de verano.