Agustín Maziero vive como juega. Con mucha humildad y sencillez. Había pasado solamente una hora desde que se había transformado en el héroe de Rosario Central al convertir dos goles en una noche que venía de nalgas para los canallas ante Chacarita y, lejos de creérsela, postergó por unos momentos los saludos y las felicitaciones y no solo atendió a Ovación en la noche del viernes sino que no tuvo ningún reparo en aceptar la requisitoria de este diario para hacer una producción especial en su casa cuando todavía el grito de sus goles por parte de los hinchas canallas retumbaba en sus oídos y los flashes de una noche soñada no se habían ido.
La cita fue ayer a la mañana en Luis Palacios, un pueblo que está a 30 kilómetros de Rosario a la vera de la ruta 34 y que cuenta con algo más de 1.000 habitantes. Luego de entrar en el pueblo del goleador auriazul es fácil llegar a la casa de la familia Maziero. "Pasen la vía y van a ver como un castillo enfrente del club Once Unidos", indica una vecina. La construcción tiene en la entrada un enorme cartel que dice "Villa Aída" en honor a una de las abuelas de Agustín, quien gentilmente se prestó a repetir el festejo mirando al cielo en homenaje a sus abuelos, que ya no están.
Los lugareños todavía no pueden caer que entre los suyos haya un pibe de 20 años que el viernes a la noche hizo que el nombre del pueblo aparezca en todos los medios. Cuando Maziero posó con Ovación en la mano en la entrada de Luis Palacios, algunos automovilistas se paraban a saludar al 39 de Central.
Tanto Agustín como su familia mostraron una predisposición que no es común, no sólo para contestar todo tipo de preguntas sino también para prestarse gustoso a la producción fotográfica que se extendió también a la Escuela Nº 237 Froylan Palacios, donde el delantero canalla hizo hasta 4º grado, ya que luego continuó sus estudios en Natividad del Señor y finalizó la secundaria en un Eempa de Granadero Baigorria.
La del sábado fue la segunda vez que Maziero estuvo en el banco de primera en torneos de AFA. La anterior había sido el 26 de noviembre de 2017 ante Boca en el Gigante, cuando Leo Fernández dispuso su ingreso a los 88 en lugar de Marco Ruben, quien había marcado el gol del triunfo. Como si fuese una serie con final feliz, Maziero hizo un racconto desde el momento que se enteró que iba a estar entre los 18 hasta cómo fue el día después en el pueblo.
La convocatoria
"El miércoles a la mañana hicimos un rato de táctico para terminar de armar el equipo y yo había jugado para los suplentes. En ese momento pensé que podía ir al banco pero no me quería hacer ilusiones hasta que estuviera en la lista. Me enteré recién ese mismo mediodía en Arroyo Seco. Al primero que se lo conté fue a mi hermano Gabriel, porque justo me había preguntado si tenía alguna novedad y yo ahí le conté que estaba citado. Y luego le avisé a mi novia Florencia. Pero les dije a los dos que no dijeran nada porque quería que mis viejos y mis amigos se enteren por los medios de prensa para que fuera una sorpresa. En este partido contra Chacarita me tocó compartir la habitación junto a Maxi González, mientras que en el anterior contra Boca concentré con Nahuel Gómez".
El momento previo a ingresar
"Estaba confiado que podía entrar. En un momento se acercan el Cuis Daniele y el profe Rogolino y me dicen que el técnico me estaba llamando, así que metí un pique porque quería entrar rápido. Miré que faltaban 20 minutos, que para mí era un montón, y lo primero que se me pasó por la cabeza fue que tenía que aprovechar la chance. El técnico me pidió que me quede entre los marcadores centrales y que vaya siempre al área, ya que la pelota estaba yendo allí siempre por los centros del Pachi Carrizo y que alguna me iba a quedar. Ah! y que le regale la victoria, ya que era su cumpleaños".
Los goles y los festejos
"En el primer gol me anticipé a la jugada porque intui que el Pachi (por Carrizo) iba a tirar el centro ahí, ya que antes habíamos tenido una así con Camacho. Y cuando hice el gol, como me vi muy solo, atiné a mirar al asistente para ver si estaba en offside, pero por suerte estaba habilitado. Lo primero que hice fue mirar a la platea donde estaba mi familia, que son los que están siempre día a día, los que me bancan cuando estoy mal, los que se ponen contentos cuando las cosas me salen bien y también miré al cielo para dedicárselo a mis abuelos. Y en el segundo, cuando gané la posición y vi que el arquero no me achicaba, no dudé en pegarle fuerte y menos mal que entró porque venían un par de compañeros por el medio y si no lo hacía me mataban. De los dos me quedo con el primero por la jugada previa y el cabezazo".
El reencuentro con la familia
"La primera que vino corriendo a abrazarme cuando salí del vestuario fue mi novia. Fue un momento muy especial porque estaban todos muy emocionados, llorando por mí y era increíble la felicidad que sentían. La camiseta que usé en el partido seguro que la voy a enmarcar y regalársela a mis viejos. Tras el partido fuimos a cenar y cuando llegamos a Luis Palacios nos pusimos a ver el partido de nuevo y todos los programas de fútbol y nos terminamos acostando a las 3 de la mañana. Me quise distender un poco pero es imposible dormir después de una noche tan soñada. Imaginaba que algún día podía meter un gol, pero jamás pensé hacer dos en mi segundo partido".
La vida en Luis Palacios
"Tengo muchos recuerdos lindos de mi infancia en mi pueblo. Desde patear una pelota hasta estar andando en bicicleta todo el día. La gente de acá es muy buena y siento el apoyo de ellos, por lo cual les quiero agradecer todos los saludos y la buena onda".
Los pilares en la vida del pibe
La familia de Agustín se compone de sus padres Norberto y Sara Genero y sus hermanos Sebastián (33 años), quien integró planteles de la categoría 1985 junto a Gustavo Lorenzetti y Pablo Vitti entre otros y alcanzó a estar un partido en el banco en 8ª división ante Estudiantes (L) 1-2 el 17 de abril de 1999, y Gabriel (26), quien por cuestiones de edad y de cercanía tiene una relación muy especial.
A la hora de hablar de ellos el delantero canalla estuvo al borde de las lágrimas: "Para mi familia solamente tengo palabras de agradecimiento. Son cuatro personas en mi vida que están siempre. Mis viejos se desviven para que tenga todo, viajan siempre y eso se los voy agradecer siempre. Y Gabriel es mi primer fanático. Vivimos juntos el día a día, ya que Sebastián está más lejos por cuestiones laborales".
Su familia también se hizo un tiempo para hablar del momento de Agustín. Su hermano Gabriel expresó: "Todavía no podemos creer lo que pasó el sábado. Fuimos a la cancha con la ilusión de verlo un ratito después de seguirlo durante muchos años por todas las canchas y que termine así es una alegría indescriptible. Creo que si lo soñás no te sale tan perfecto. Somos muy unidos desde chicos, ya que compartimos las mismas pasiones. Lo que vive él lo siento como si lo estuviese viviendo yo. En la cancha soy muy calentón si me tocan a mi hermano. Ahora me voy a tener que cuidar un poco más. Todavía recuerdo hasta el primer gol que hizo jugando para Provincial de Salto Grande en la Liga Totorense. Agustín tenía 6 años y yo 12. El estaba en el primer año de baby fútbol y yo en el último. A pesar de ser muy chicos nos tomábamos juntos el colectivo después de los entrenamientos para llegar a Luis Palacios.
Por su parte, su padre Norberto dijo: "No esperábamos este final. Nos conformábamos con que entre un rato y verlo jugar bien. Lo acompañamos a Buenos Aires desde inferiores, estuvimos siempre en la Copa Santa Fe y vamos a seguir haciéndolo porque es nuestra salida. Como padre no tengo mucha necesidad de darle muchos consejos, ya que Agustín logró este presente solo por su cuenta, porque tiene mucha personalidad. Son pocas las veces que le llamamos la atención. La última vez fue cuando lo expulsaron ante Newell's en reserva a fines del año pasado pero fue un hecho aislado y él mismo se dio cuenta de que estuvo mal".
Mientras que mamá Sará hizo hincapié en la simpleza de Agustín: "No pide grandes cosas. En las comidas le gustan cosas básicas como milanesas o alguna pasta. Es sencillo en todo sentido. Estoy muy feliz por el sacrificio que hizo durante años ya que ahora empieza a recoger sus frutos. La verdad es que tuvimos mensajes de mucha gente del pueblo, incluso de algunos hinchas de Newell's que se pusieron muy contentos por el momento de Agustín".
El recuerdo de la Copa Santa Fe y su futuro en el equipo
"Salir campeón de la Copa Santa Fe en el Gigante fue algo inolvidable. Lo disfrutamos mucho, sobre todo los chicos que somos categoría 1997, que veníamos juntos desde la 9ª división. Y ganar ese trofeo y ver que muchos de mis compañeros como Agustín Coscia, Andrés Lioi, López Pissano y Joaquín Pereyra tenían la oportunidad en AFA era un aliciente y algo muy esperanzador. Ya que en algún momento también me iba a tocar a mí pero también disfruto mucho de ver a mis amigos progresar, que les vaya bien y que metan goles ya que son grandes jugadores. En cuanto a lo que se viene estoy muy tranquilo, tratando de sumar experiencia y aprendiendo de los más grandes. Si el próximo partido contra Patronato me toca estar entre los 18, bienvenido sea. Pero de lo contrario voy a seguir apoyando desde afuera como siempre y entrenando al máximo, ya que eso es lo que me da estas oportunidades. Soy consciente de lo que tengo arriba. Hay grandes delanteros para reflejarse como Ruben, Herrera y Zampedri. Aprendo de ellos día a día y nos enseñan y vuelcan su experiencia constantemente".