Por momentos se genera un clima de cancha. Todo es neroazzurro. Las banderas cuelgan por todos lados. Las camisetas de diversas épocas se exponen como si fueran piezas de grandes artistas. Cada uno luce su camiseta con orgullo. Y en medio de la "sana locura" asoman dos emblemas de Inter en la modernidad: Javier Zanetti y Diego Milito. El eterno capitano y el Príncipe del gol. Dos historias vivas de la centenaria institución italiana. Ambos dieron el presente en nuestra ciudad con la humildad de los grandes. Para inaugurar el Inter Club Argentina, la primera filiar oficial latinoamericana. Fue además la excusa perfecta también para satisfacer a un puñado de tifosis sueltos, que se congregaron en la sede la familia Calabresa para vivir una noche que quedó marcada por el sentimiento.