Jesús, el repartidor de pollos que dio aviso a la Policía Bonaerense sobre lo que estaba pasando en el monasterio de General Rodríguez, dio ayer más detalles de lo que ocurrió en las primeras horas del martes 14, cuando el ex secretario de Obras Públicas José López fue aprehendido con casi nueve millones de dólares en su poder y un arma semiautomática. Según su relato, los policías no se animaban, o no querían entrar al monasterio, y recién lo hicieron cuando se abrieron las puertas desde adentro, en el momento que López pretendía retirarse del lugar.
En diálogo con una radio porteña, Jesús relató un verdadero "paso a paso" de esa madrugada. Contó que su rutina de trabajo arranca a las 2.30 de la mañana, cuando sale de su casa a cargar los pollos que repartirá a la mañana siguiente. Dijo que esa madrugada regresó a su casa con la camioneta cargada y se volvió a dormir. Pero al rato escuchó un ruido que lo despertó, y lo primero que pensó fue que le estaban robando la camioneta con los pollos.
"Miré por la ventana y vi la luz de un auto. Y dije «¿y ese auto qué hace acá»? Me levanté y fui a ver y estaba el hombre (López) afuera. Miré por la ventana y estaba el hombre. Estaba tocando el timbre del portón. Iba y volvía a la camioneta (la Chevrolet Meriva). Iba y venía", narró el testigo.
Jesús reveló que López se percató de su presencia: "Yo lo miraba y él me miraba. Y de pronto empezó a tirar los bolsos para adentro. El pollero dijo que luego de tirar los bolsos, López lo volvió a mirar y le dijo: "Ahora sí", y acto seguido saltó el portón de acceso al monasterio.
"Yo me dije: este está loco, pensará que yo me voy a quedar afuera mirando. Me metí adentro, vi que no salía y llamé a la policía, porque temía que les estuviera haciendo algo a las monjitas", prosiguió. Jesús comentó que mientras esto pasaba, la camioneta Meriva seguía con el motor en marcha, pero sus puertas cerradas. "Me imaginé que les iba a decir a las monjas que le abran el portón, pero pasaban los minutos y no salía. Por eso llamé a la policía", agregó.
En este punto, Jesús cuenta algo que hasta ahora no se sabía. La policía llegó pero no entró inmediatamente al convento sino que esperó afuera, pese al reclamo de Jesús de que ingresaran al monasterio rápido, porque temía por las vidas de las monjas de clausura. Pero los policías se negaban a entrar. De hecho, dijo Jesús, los efectivos de la Bonaerense ingresaron al monasterio recién cuando se abrió la puerta desde adentro y asomó la figura de López.
López salía caminando para el lado de la puerta sin percatarse que estaba la policía. El agente se le paró enfrente y López ni hacía caso. "¡Che, soy policía!", lo paró un agente. Y recién ahí se produce la detención.
Una voz en el teléfono. Según contó Jesús, "López venía hablando por teléfono con las monjas avisándoles que había robado plata para ellas, que le abran cuando llegara". También contó que la valija llena de dinero que estaba en la Meriva recién fue hallada cuando llegaron los agentes de la policía científica.
El pollero también relató que cuando entró, en compañía de los policías, a la cocina del monasterio, vio que además de los bolsos y el arma, sobre la mesa había una taza de té y una azucarera, señal de que las monjas le habían ofrecido algo para tomar a López.
Finalmente, Jesús dijo estar bastante agobiado por las repercusiones del caso. "Ese día me tuvieron en el convento hasta las tres de la tarde". Sobre el final de la charla, el testigo dijo que apenas reclamó que le terminen de pavimentar la calle de acceso a su vivienda.