“A partir de recrear en historietas la rebelión de campesinos arrendatarios de 1912 en el sur santafesino abordamos la problemática vertebral de nuestra histórica formación económica y social: la de la tierra, su tenencia y las conflictivas relaciones sociales y laborales de su producción”, indica José Hugo Goicochea, profesor de historia e investigador de Villa Constitución.
La rigurosa investigación histórica y la creatividad artística son el eje de “El grito de los sin tierra”, cuarto volumen de la colección “Aquí Mismo, Grageas de historia argentina en historietas”. El “proyecto editorial educativo y cultural” es producto del trabajo en equipo. A la indagación historiográfica del profesor de historia en la Escuela 234 Justo José de Urquiza y del Instituto Superior de Profesorado Nº 3 Eduardo Lafferrière, se le suma la tarea de guionado y recreación dibujada por alumnos y docentes de la Escuela de Dibujo Carlos Barocelli.
La publicación será presenta en Villa Constitución, durante la Feria del Libro Regional el jueves 20 de agosto a las 19.30.
El tratamiento de la historieta en la enseñanza de la historia es la propuesta pedagógica que anima al grupo, se trata de recrear didácticamente una particular revisión del pasado y los relatos que no siempre se enseñan en escuelas.
Alumnos que publican. El ilustrador cuenta que “Goicochea les propuso hace años trabajar «El Grito de Alcorta». Hablé con a Jessica para que hiciera los guiones y estábamos recopados pero nos tapaban otros laburos. Como no podíamos decirle que no al proyecto, se nos ocurrió hacerlo con la escuela y Goicochea aceptó. Es algo muy lindo que salga como escuela una publicación histórica y de la región. Además, los alumnos que vienen a aprender ahora ya tienen una publicación y cobran por su trabajo”.
“El aporte de la historieta es fantástico porque a un pibe le atrae más leer una historia en ese formato que en un libro de historia, ojalá se pudieran tomar muchas historias”, indica Barocelli, “Además, es bueno que estudien el pasado del país y la región, y no sólo vean relatos de superhéroes yankees, la penetración cultural es muy grande”, advierte el profesor de dibujo e ilustración, quien junto a Jessica Aran, coordinan al grupo de alumnos de dibujo.
En lo referente a la elaboración de las ilustraciones, Barocelli dice: “Les pedía a los chicos que no se fijen en modelos de afuera y que tomaran trabajos de Juan Arancio, Carlos Roume y Carlos Casalla, autor de «El cabo Savino». En tanto las caras las dibujamos tomando como modelo las fotografías de la época. Goigochea nos mandó muchísimas imágenes que fuimos adaptando. Se estudian los ropajes, si usan sombrero, cómo son y cómo se los calzan”.
La coordinación es Barocelli y Jessica Aran; el guión es de Sebastián Aronson, Leonel Palermo y Aran; dibujos de Pablo Ayala, Franco Maiorano, Guillermo Maggio, Leo Ditaranto, Ignacio Lazaro y Barocelli. Ilustran las grageas Leonardo García, Ricardo Luchelli. Ariel González Gonzalo Mansilla, María Suarez Otero, Carlos Beltramini, Javier Oliver, Víctor Scandizi, Federico Lacelli, Grisel Vander Mey, Rocio González, Gastón Bartisevich, Arnoldo Mansilla Pablo Colaso y Leonel Davies.
Producción colectiva. Más allá de la tarea del artista, que suele parecer ser tan personal, en el proyecto la articulación de los distintos miembros del grupo hace que la obra sea una producción colectiva. El guionista traza la historia que luego es narrada por el historieta y dibujada por el ilustrador. “Con el intercambio de ideas y opiniones se colabora entre todos”, explica el ilustrador a quien el célebre Francisco Solano López designó como dibujante para continuar la saga “El Eternauta” del guionista Oesterheld.
En esa búsqueda de recrear el pasado con rigor, explica que “se usaron fuentes documentadas. Una cita textual requiere, para llegar al dibujo, de un estilo que respeta todos esos elementos. Además, los dibujantes se interrelacionan y el intercambio de opiniones e ideas produce a veces modificaciones que perfeccionan la tarea. El estilo se mantiene porque se unifica y partimos de dejar de lado lo que viene del cómic estadounidense y nos basamos en temas gauchescos”.
Voces del pasado. Por su parte, Goicochea explica: “Partí de un buceo bibliográfico, hay muchos registros sobre el Grito de Alcorta, pero muy poco sobre el origen y formación de los pueblos con la inmigración. También Investigué en periódicos de la época, el archivo de la Federación Agraria y su diario «La Tierra» y museos de la región, entre otras fuentes. Además, logré un testimonio inédito: el de Roberto Sales, hijo de Manuel Sales, es un descendiente directo de uno de los anarquistas protagonistas de los sucesos. Roberto vive en Máximo Paz, es historiador y me relató cuestiones nunca contadas y que fueron registradas en el diario íntimo del activista”.
Un capítulo está dedicado a “los anarquistas Francisco Capdevilla y Sales, perseguidos por los dueños de la tierra y denunciados «por revoltosos», cuando por la ley de residencia podía ser deportados”.
Aclara que muchos textos que se ven en los globos, se basa en documentos y fuentes, así se da voz a los protagonistas. También aparecen las tensiones en las organizaciones, porque no sólo tratamos la problemática del latifundio”.
La distribución la realiza la editorial Loco de Rabia, creada por el guionista Alejandro Farias y el dibujante Marcos Vergara. Las publicaciones se pueden adquirir mediante la consulta al catálogo de www.locorabia.com.ar. También se hallan en la escuela de Barocelli, Riobamba 587, Rosario.
Apoyo a la difusión. El historiador también resalta que colaboró el senador Germán Giacomino. “Nos apoya para que los docente se lleven su libro y lo trabajen en las escuelas del departamento de Constitución. Pero no hay una impulso desde el Ministerio de Educación, ahora sólo pasa por la voluntad del senador”.
“Trabajamos con los docentes en aulas de las primarias. Y la tirdad de publicación llega a los mil ejemplares”, cuenta el profesor de Villa Constitución.
“No se trata des una propuesta comercial. Es un proyecto educativo y cultural no sólo destinado a docentes y alumnos, hay mucha gente que busca reencontrarse con la historia y dialogar con un pasado al que no accedió, pero que es parte de nuestra identidad”, sostiene Goicochea.
El ayer que enseña
“En Santa Fe, desde 1890 hay conflictos, son producidos por arrendatarios, no por carreros, braceros o campesinos. Tras la conquista de la pampa, se le paga al oficial o soldado con partes de las tierras tomadas, pero al no poder producirlas, las ceden a estancieros. Esa tierra era muy barata y muy rica, pero no había mano de obra ni tecnificación, el latifundista al no poder producirla y empieza a subdividirla en porciones para subarrendarla. Acá aparece un actor social que es el subarrendador, quien administra el campo del latifundista que no vive en la zona. Así aparece la especulación y las tensiones”, remarca el historiador.
Pero, también el relato toma historias de vida de los personajes claves y las internas de las organizaciones sociales. “Los acontecimientos, procesos y contextos se mimetizan en sus relatos en primera persona. Esta vez, más que compactos teóricos explicativos, el lector se empapa de contenidos históricos a través de la subjetividad de los principales personajes, visibles en sus representaciones sociales.
La tarea pedagógica también se amplía con las llamadas “grageas”, textos que complementan la información.
El trabajo aporta, desde una clara crítica, a la comprensión del presente. Goicochea señala que son “lecciones de un pasado que parece no escarmentar, el grito campesino de los sin tierra se amplifica en su eco histórico y retumba con nuevos sonidos: La construcción de una “Nación sin pueblo”, premisa de la patria agroexportadora, hoy reformulados en una poderosa burguesía sojera: 6900 familias dueñas del 49.7% de la tierra en Argentina”.