Las sanciones adoptadas por el gobierno del presidente Donald Trump son las primeras medidas contra funcionarios venezolanos desde que en 2014 su predecesor Barack Obama suspendiera visas y congelara activos pertenecientes a siete funcionarios acusados de perpetrar actos de corrupción y violar derechos humanos.
El mandatario Nicolás Maduro designó a El Aissami como vicepresidente a principios de año. Días más tarde lo puso al frente de un llamado comando nacional antigolpe para enfrentar supuestos planes desestabilizadores.
Las autoridades estadounidenses han tenido a El Aissami en la mira desde hace una década, cuando docenas de pasaportes venezolanos falsos fueron a dar a presuntos miembros de Hezbolá en el Medio Oriente.
El ejecutivo estadounidense anunció las medidas después de que un grupo bipartidista de 34 legisladores pidiera la semana pasada a Trump que sancione a funcionarios venezolanos acusados de corrupción y violación de derechos humanos, incluyendo aquellos que se benefician de la aguda escasez de alimentos que padecen los venezolanos.
La representante republicana Ileana Ros-Lehtinen y el senador demócrata Bob Menéndez, quienes firmaron la carta la semana pasada, dijeron el lunes que la medida contra El Aissami "debió tomarse hace tiempo, pero la apoyamos porque indican un paso fundamental para configurar el papel positivo que Estados Unidos puede seguir jugando ante la crisis de Venezuela".
En 2011, Washington designó como narcotraficantes a otros cuatro altos funcionarios venezolanos y en 2013 añadió a la lista a un ex capitán de la Guardia Nacional. Hasta donde ha trascendido, Caracas no ha aplicado medida alguna contra los funcionarios sancionados por Washington.
El gobierno de Trump impuso estas sanciones sin haberse pronunciado públicamente sobre Venezuela, pero Trump abordó la situación durante conversaciones telefónicas con el presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski y el colombiano Juan Manuel Santos
Los pronunciamientos públicos más recientes de Washington sobre Venezuela habían sido el año pasado en respaldo a la mediación del Vaticano en un diálogo que el gobierno y la oposición instalaron en noviembre y que no ha alcanzado logro alguno, a tal punto que la Santa Sede dio por concluidos sus buenos oficios.
La oposición venezolana busca además en Trump un aumento de la presión sobre Maduro.
Hoy, Lilian Tintori, la mujer del dirigente opositor encarcelado Leopoldo López, pronuncia en Washington una conferencia sobre cuál debe ser el papel de Estados Unidos con Venezuela.