Una familia de comerciantes de la zona norte de la ciudad fue víctima de un robo a manos de tres hombres armados que entraron a su local y a su vivienda, ubicada en la planta alta del mismo, y les sustrajeron dinero en efectivo y un auto que hasta anoche no había sido hallado.
El hecho sucedió la mañana del jueves, alrededor de las 9.30, cuando tres personas entraron a una mueblería de Grandoli al 2800, en el barrio Nuevo Alberdi. El truco usado para que la comerciante Graciela F. les franqueara la puerta de acceso al local fue una consulta sobre precios de distintos muebles de pino.
La mujer contó que "eran tres pibes pero al negocio entró uno solo. Me preguntó algunos precios de muebles y sobre unas camas que yo tengo en el galpón. Salimos del negocio y fuimos para la parte de atrás, entonces apareció otro muchacho con un revólver con el cual me encañonó", relató la víctima muy angustiada. Y agregó: "Cuando me di vuelta vi que un tercer pibe entraba por el portón".
El negocio es una propiedad con un gran salón abajo y un portón por el que se accede a la planta alta donde se encuentra la vivienda familiar, una construcción de ladrillos vistos.
Graciela ingresó al galpón acompañada de los tres ladrones que, entre insultos y malos tratos pero sin pegarle, le pedían "la plata, los dólares que sabemos que tenés". Ella les negó en todo momento tener dinero y los delincuentes le dijeron que la plata estaba "en la casa" y que les indicara por dónde subir.
"Les dije que en el patio por el que se entra a la casa se encontraba mi perra Rottweiler y que los iba a morder. Entonces uno de ellos le dijo a otro que la matara. Entraron al patio y la perra ni les ladró", contó Graciela. En la vivienda estaba durmiendo Sergio, su marido, a quien lo despertaron al grito de: "¡Policía!". Graciela dijo: "Mi marido no entendía qué pasaba. Lo maniataron, lo pusieron boca abajo y comenzaron a pegarle en la cabeza con la culata del revólver. Con él se quedaron dos ladrones y uno bajó para preguntarme a mí por la plata y se quedó todo el tiempo conmigo", dijo la mujer.
Mientras le pegaban a Sergio para saber dónde estaba el dinero, Graciela le dijo al otro ladrón que su marido no sabía nada y para que dejaran de golpearlo les dijo donde estaba la plata. "Eran unos 2 mil dólares que me quedaron de la venta de un auto, hace unos siete años, y algo de plata en efectivo", aseguró la comerciante.
Por el auto. En tanto, el delincuente que estaba con ella le pedía insistentemente las llaves del Ford Fiesta que se encontraba estacionado en la puerta: "Le dije que no las tenía encima, que estaban en el auto y él se comunicó por handy con otra persona y me contestó que las llaves no estaban ahí, por lo que supongo que había un cuarto cómplice", dijo Graciela.
Luego de casi media hora y de haberle prácticamente destrozado muebles, vaciarle alacenas, darle vuelta camas y sillas, Graciela les dijo dónde estaba el dinero. Los dos ladrones que permanecían en la planta alta ataron a Sergio y así como estaba, golpeado y sangrando, lo encerraron en la habitación. Bajaron para atar a Graciela y se dirigieron al auto de los comerciantes. "Me dijeron que se lo llevaban y que lo iban a dejar en calle Laguna y la ruta 34, pero no apreció", dijo la mujer. Los cuatro delincuentes, ya en el Ford Fiesta patente GQY427, huyeron del lugar por Grandoli hacia el oeste.
Minutos después de las 10 de la mañana Sergio logró liberarse y bajó a buscar a Graciela, que estaba atada a una silla. Llamaron a la policía y ayer, en horas de la tarde y en medio de la angustia por haber perdido "los ahorros de los últimos años",salieron en el auto de un pariente a buscar su vehículo robado.