La vereda de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) se convirtió ayer en un comedor improvisado donde los estudiantes sirvieron más de mil raciones de ñoquis, una forma de mostrar la necesidad de que se termine de una vez el comedor universitario de Santa Fe y Ricchieri, paralizado desde el año pasado. "No queremos que eso quede abandonado como un monumento a la corrupción, porque era un proyecto que tenía financiación y así y todo no se terminó", advirtió el presidente del Centro de Estudiantes de la Facultad, Valmiki Alayo, y planteó además que "es necesario que el comedor que funciona provisoriamente aumente el número de raciones, porque no alcanza para cubrir la demanda". Las autoridades de la UNR aclararon que los trabajos deben licitarse nuevamente, ya que la empresa que hacía la obra se declaró en quiebra.
El anuncio de la construcción del nuevo espacio destinado a toda el área de salud de la UNR, lo que incluye las facultades de Medicina, Bioquímica, Enfermería y Odontología, se hizo en mayo de 2013 con un presupuesto por entonces de 4,5 millones de pesos, financiados por el gobierno nacional.
Sin embargo, los trabajos quedaron avanzados en un poco más del 40 por ciento y el año pasado las obras quedaron paralizadas.
"El problema es que la empresa se declaró en quiebra y ahora hay que avanzar en la rescisión de los contratos para poder volver a llamar a licitación y reiniciar la construcción", explicó el secretario estudiantil de la casa de estudios, Ignacio Mangiamelli.
Ñoquiada. La demanda de los estudiantes se hizo sentir y se visibilizó ayer en las larguísimas colas que muchos de los alumnos de las facultades hicieron para sumarse a la ñoquiada, una protesta particular a través de la cual no sólo exigieron la finalización de las obras, sino además el incremento del número de raciones de almuerzo y cena que el comedor provisorio, que funciona por ahora sobre avenida Francia, vende a diario.
"Se entregaron más de mil raciones de ñoquis, lo que muestra que son muchos los estudiantes que requieren del comedor", insistió el presidente del centro, y destacó el impacto que en los últimos meses tuvieron los aumentos tanto de servicios públicos como de transporte y vivienda para gran parte del estudiantado.
Actualmente, en ese espacio se producen y venden a diario a precios muy accesibles 900 raciones de comida, según detalló el secretario Estudiantil.
Indicó que "siempre se intenta aumentar el número, y de hecho esto es el doble de lo que se venía entregando el año pasado y el mismo número que se entrega en el comedor de La Siberia".
Sin embargo, los estudiantes aseguran que el número es insuficiente y eso quisieron mostrar ayer instalados en la puerta del imponente edificio con enormes ollas.
"Se generan largas colas y muchas veces pasa que llegás y te encontrás con el cartel de «Menú agotado»", explicó Alayo, de la agrupación Alde, y reclamó "una respuesta inmediata por parte de las autoridades".
Demoras. Sobre el avance de la obra, el secretario Estudiantil admitió que los trabajos están paralizados desde 2015.
Sin embargo, aclaró que a principios de este año se terminó de definir la situación, lo que según Mangiamelli, obligó a rescindir los contratos firmados para poder volver a licitar los trabajos y retomar la construcción con una nueva empresa.
"Como es un proyecto con financiamiento específico de Nación, se requiere para todo el proceso la autorización del nivel central, porque el dinero viene de allá", detalló el funcionario.
Así, recién cuando los compromisos contraídos queden anulados, podrá reiniciarse el proceso y nuevamente la obra.
"Todo esto nos va a llevar unos cuantos meses más", admitió, y estimó que recién para "final de este año" podría haber novedades.