Transitar por las calles de Rosario encierra riesgos permanentes. Sobre todo para las unidades del transporte urbano de pasajeros que atraviesan la ciudad para trasladar una gran cantidad de personas todos los días. Mientras cumplen esa rutina, los micros muchas veces sufren ataques incomprensibles que revelan el grado de desborde que domina la zona. El miércoles por la noche, una niña de 7 años terminó con heridas leves debido a que desconocidos apedrearon el colectivo y rompieron los vidrios, provocándole lastimaduras de poca consideración.
Según la descripción policial, el tenso suceso se produjo sobre el interno 191 de la línea 110, alrededor de las 20, en la zona de Garay y Rodríguez.
La nena se trasladaba junto a su madre y, repentinamente, notó que el micro fue atacado a piedrazos por un grupo de desconocidos. Esa avanzada provocó la rotura de varios vidrios del costado derecho de la unidad, que derivaron en algunos cortes en la cabeza de la pequeña.
De acuerdo a lo relatado por el chofer, la escena estuvo cargada de tensión y angustia. El trabajador confió que escuchó el ruido de la piedra contra la ventanilla y luego se dio cuenta de que la nena estaba herida.
La pequeña se llama María y por las lesiones que presentaba fue asistida inmediatamente por un servicio de emergencias privado. Por suerte, rápidamente quedó fuera de peligro, y siguió a cargo de su mamá Magdalena.
Las acciones investigativas se asentaron en la seccional 15ª, que tiene jurisdicción en la zona.
Casos similares. Esta situación no es nueva en la ciudad. Las roturas de vidrios y los robos a pasajeros se reportan a menudo en la crónicas policiales locales. Es más, a principios de este mes, vecinos de Empalme Graneros denunciaron a La Capital que en menos de 48 horas se habían registrado cuatro episodios de violencia urbana y vandalismo similares.
Y dentro de ese reclamo repleto de bronca e indignación, los representantes vecinales apuntaron a las líneas 110 y 146, de la empresa Rosario Bus, como las que sufren más a menudo este tipo de ataques.
Los hechos exhiben características parecidas. Los relatos exponen recurrentes coincidencias. La mayoría advierte que cuando atraviesan zonas complicadas suelen recibir piedrazos por bandas de jóvenes que se acodan en zonas informales.
Y en algunas ocasiones, esos hechos de violencia urbana terminan con situaciones de robo.
En los primeros días de este mes rompieron la ventanilla de una unidad de la línea 146, en Juan José Paso a la altura de las vías del ferrocarril. Luego, en la intersección de las calles Génova y Barra, hubo un asalto a un grupo de pasajeros sobre un colectivo de la línea 110.
Casi al mismo tiempo, hubo otro suceso similar sobre un coche de la 146, en las inmediaciones de Juan José Paso y las vías. Un día después atacaron un taxi en esa zona, y más tarde apedrearon otro colectivo.
"Esto es cosa de todos los días", reclamaron con enojo los vecinos que sufren permanentemente estos ataques sobre las unidades del transporte público.