"La educación es un espejo en el que es posible mirar el grado de desarrollo humano de una comunidad", escribió hace ya un tiempo el pedagogo argentino Pablo Gentili. La experiencia cultural y educativa de la Venezuela chavista es un reflejo que permite entender cómo fue que el líder caribeño cosechó tanta adhesión y afecto de los sectores populares históricamente marginados de esta sociedad. Dignidad, identidad y voz fueron algunas de las palabras escuchadas estos días para dar cuenta del cambio de época que vivieron. Conceptos que tal vez no lleguen a entender ciertas miradas miopes que descargan su furia contra "el populismo".
La Unesco reconoce a Venezuela como un territorio libre de analfabetismo desde 2005. Un dato no menor si se tiene en cuenta que para 1998 había 1 millón y medio de adultos venezolanos que no sabían leer ni escribir. Entre ellos, 70 mil indígenas de distintas comunidades.
Misiones. "Chávez desarrolló una educación que abarcó un conjunto de sectores populares, fundamentalmente a través de las Misiones Robinsonianas, llamadas así por Samuel Robinson, que era el seudónimo de Simón Rodríguez, el maestro de Bolívar y padre de la educación popular en América latina", explica Adriana Puiggrós, pedagoga y presidenta de la Comisión de Educación de Diputados en el Congreso nacional. Las Misiones Robinson fueron programas aplicados en Venezuela a partir de 2003, y gestadas tomando como base el plan cubano "Yo, sí puedo".
"Estas misiones —agrega Puiggrós— lograron mejorar enormemente la educación, sus índices y la calidad de la enseñanza. Y con una idea muy distinta a la burocracia tradicional del sistema escolar latinoamericano, porque la educación popular fue acompañada con una tarea militante". Unos 130 mil venezolanos se capacitaron y salieron a alfabetizar.
Universidad. En el otro extremo de la pirámide educativa, otro dato revelador: el país caribeño ocupa, con el 83 por ciento, el quinto lugar en el mundo en cuanto a la tasa de matriculación universitaria, sólo superado por Cuba, Corea, Finlandia y Grecia. Una educación superior con mayor acceso y fuerte impronta latinoamericanista que apunta a la construcción de un pensamiento autónomo desde la América profunda.
"Los datos de la Unesco hablan de Venezuela como un territorio libre de analfabetismo desde 2005"
"El término autónomo es una palabra con la que hay que tener mucho cuidado —aclara Puiggrós—, porque muchas veces las universidades se autonomizaron respecto a los intereses del pueblo y la Nación. Si bien la autonomía universitaria debe ser respetada para que se reproduzcan con libertad ideas y saberes científicos, es muy importante que toda la educación superior pueda tener un compromiso con el proyecto latinoamericanista. Y en ese sentido encontramos que la Universidad Bolivariana —creada por Chávez en 2003— es un modelo para tomar en ese sentido".
Entre tantos libros, Puiggrós es la autora de "De Simón Rodríguez a Paulo Freire. Educación para la integración iberoamericana", que bucea en el pensamiento y obra de estos dos personajes centrales de la educación popular. El libro llegó incluso a manos de Chávez, quien oportunamente lo presentó en su programa "Aló, presidente", para después editar unos 10 mil ejemplares que fueron distribuidos entre los docentes.
¿Qué legado rescata hoy de Simón Rodríguez? Adriana Puiggrós no duda: "El planteaba que el sistema escolar debía construirse basado en la formación de indios, negros y pobres. De los desharrapados, como les llamaba. Esa debía ser la base de sistema educativo, y eso es lo que tomó Chávez".
Esta semana la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera) marchó por la reapertura de la paritaria nacional y homenajeó al presidente caribeño. Al final de la marcha, los docentes se dirigieron hasta la Embajada de Venezuela en Buenos Aires y entregaron un guardapolvo blanco en reconocimiento al comandante.
"El guardapolvo está firmado por la Ctera y dice: «Comandante Chávez presente en el corazón de los maestros argentinos»", cuenta a La Capital la secretaria general de la Ctera, Stella Maldonado.
La dirigente subraya también otro recuerdo: "Hemos tenido la oportunidad en enero, con un grupo de compañeros de Ctera, de estar en Venezuela, de visitar las Escuelas Bolivarianas, y hablar con docentes, estudiantes y con la comunidad. Y ver bien de cerca las transformaciones tan importantes que se han hecho en Venezuela en la educación".
Al respecto describe: "Es una educación participativa de los estudiantes, de las familias, de los docentes. Las comunidades participan plenamente en la vida de las escuelas. Todas las semanas hay jornadas dedicadas a todas las expresiones de la cultura popular. Realmente los compañeros han venido con una experiencia que ahora estamos sistematizando para trasladar a los debates. Eso servirá también para nosotros, para poder empezar a hacer esa transformación hacia nuestra educación".
Maldonado destaca la mirada de integración que aportó Chávez a la educación porque es "la visión latinoamericana, la educación popular, el rescate de la cultura popular uno de los ejes vertebradores de las escuelas". "Hay un trabajo muy colectivo de los docentes, por proyectos muy vinculados a las necesidades de las comunidades", agrega y asegura que la visita es una experiencia "para pensar el movimiento pedagógico".
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La Unesco reconoce a Venezuela como un territorio libre de analfabetismo desde 2005.
Figura de la historia. Bolívar, San Martín y Chávez. La huella del líder bolivariano también presenta rasgos que para la pedagoga Adriana Puiggrós son necesarios rescatar. "Chávez es una figura de la historia quizás del nivel de Bolívar. Porque ha sido el gran latinoamericanista del siglo XX y XXI. Y además un latinoamericanista que abarcó todos los aspectos: el político, el económico, el educativo, el cultural. Creo que así va a quedar en la historia".
Entiende además que su enseñanza "se enmarca en una propuesta futura" y al respecto añade: "Bolívar terminó en el exilio, San Martín también. Pero Chávez vivió en su tierra y dejó un pueblo trabajando. Un pueblo que sigue funcionando en base a su proyecto".
Una frase del maestro Simón Rodríguez sirve como síntesis de este legado bolivariano: "Todos huyen de los pobres, los desprecian o los maltratan. Alguien ha de pedir la palabra por ellos".