Todo artista sabe que, cuando se presenta a un concurso o propone un proyecto a una institución, debe incluir una declaración (tal vez es más conocido el término en inglés statement) sobre lo que está presentando o proponiendo, en la que dé cuenta de la producción propuesta y la fundamente.
Tenemos una declaración fundante.
La independencia de nuestro país fue declarada hace doscientos años.
A partir de esa —que inaugura un proyecto de nación— y en la conmemoración de su bicentenario, pensar la propia, mucho más reducida, seguramente, pero también susceptible de inclusión en uno o unos espacios que sólo pueden ser construidos colectivamente.
Proponemos a los espacios dedicados y/o vinculados al arte pertenecientes a la ciudad de Rosario una declaración, una reflexión, sobre lo que les ocurre (por supuesto, en tanto nos ocurre como comunidad urbana) desde el lugar en que se sitúan —tanto en relación a un tipo de producción, como a un campo de inserción, como a un circuito de distribución, pero también de comunicación y colaboración— en el espacio que recorta el concepto y, sobre todo, la institución "arte".
Pensar hoy el lugar por un lado como lugar "real" en el que se colocan, pero también como espacio de posibilidad, agenciamiento que atraviesa un deseo y —seguramente— la distancia que lo separa (o no) de su consumación.
Pero. También. Los modos posibles o utópicos que sueñan, las zonas heterotópicas que experimentan y/o perciben, las posiciones (centrales o intersticiales) en las que se sitúan pero también en las que se piensan o desean ubicarse, las que, en definitiva, construyen su propio recorrido y su relato. Sostenerse sosteniendo a la vez el campo del arte en la contemporaneidad en que —inevitablemente— nos encontramos aquí y ahora merece —en el año del Bicentenario de la Declaración de la Independencia— una declaración.
Invitamos a todos los espacios para los que —de maneras diversas pero nucleares— el arte es parte constitutiva de su accionar y de su propio modo de pensarse como tales. Espacios públicos y privados, desde museos a galerías, desde bares en los que el arte esté en su cotidianidad a centros culturales públicos y privados, fundaciones que apoyan las actividades artísticas, y todos los que experimenten a las artes visuales como parte de su práctica diaria.