La tecnología y la naturaleza no sólo no son necesariamente antagónicas, sino que pueden ir de la mano y complementarse para beneficio de ciudadanos y científicos. Así lo entiende el investigador del Conicet Joaquín Cochero, quien ideó una aplicación para celular (AppEAR) donde con la participación ciudadana se puede estudiar en tiempo real el estado de ambientes acuáticos en cualquier punto del país, incluido por supuesto el río el Paraná y la zona de islas.
El proyecto AppEAR, desarrollado en el Instituto de Limnología de La Plata, se inscribe dentro de la idea de ciencia ciudadana (todos podemos hacer ciencia!!), busca comprometer y entusiasmar a usuarios de celulares de todas las edades, sobre todo los más jóvenes, con el cuidado de la salud de arroyos, estanques, lagos y ríos del país.
Por eso la aplicación cuenta con un apartado específico para la participación de las escuelas, que pueden incorporar la actividad a la enseñanza de materias relacionadas con la ciencia y el ambiente a través del uso de las nuevas tecnologías previa inscripción en la web www.app-ear.com.ar.
"Es un proyecto de ciencia ciudadana hecho en el instituto ya que vimos la necesidad educacional de bajar a la comunidad las investigaciones, y nos pareció que las nuevas tecnologías son un muy buen vehículo para eso", explicó Cochero, para quien los datos recabados por los observadores pueden utilizarse para beneficio de la ciencia.
Por eso la idea es que cada usuario de un celular o tableta con Android (próximamente esperan sumar a windows y a los iPhones) que se encuentre frente a un paisaje acuático pueda, a través de la aplicación que presenta un juego donde se suman puntos, enviar fotos y algunos datos básicos (por ejemplo, ¿hay basura? ¿se ven zonas inundadas?) que sirvan luego para enriquecer modelos ecológicos y que a su vez ayuden en la toma de decisiones públicas.
A modo de retribución, cada dato se suma a un mapa interactivo de acceso público en la web que se actualiza casi en tiempo real donde la gente que participa del proyecto puede ver su contribución, y la de los otros usuarios.
Para el caso específico de las escuelas, Cochero explicó que si el establecimiento en cuestión quiere usar la app como una unidad (o un curso entero), a la hora de registrar su usuario lo hace seleccionando el perfil "escuela/curso".
A partir de ese momento, todos los alumnos que usen ese usuario para realizar evaluaciones podrán sumar puntos de manera conjunta. "Es una modalidad que implementamos para poder realizar las batallas de puntos entre escuelas. También les pedimos que nos contacten por la página por si requieren algún tipo de material didáctico sobre los cursos de agua dulce, ya que desde el instituto los podemos asistir", agregó.
"Es un proyecto de ciencia que lleva a la comunidad las investigaciones científicas. Las nuevas tecnologías son un vehículo para eso"
Hasta ahora, unos 100 usuarios ya descargaron la aplicación, que tiene apenas un mes de vida pública. Y si bien aún no hay datos enviados desde esta zona del país, el investigador se mostró confiado de que empiecen a llegar con rapidez, ya que por ejemplo en la ciudad de Santa Fe existe otro instituto de Limnología como el de La Plata.
Ciencia para todos
La idea del proyecto es fortalecer la participación ciudadana, ayudar al sistema científico a recolectar datos y también sumar información actual y certera para que los tomadores de decisiones (el sistema político-estatal) puedan ir en la dirección correcta: "A estos datos los toman también los organismos de gestión porque se encuentran con un mapa que si bien está construido por usuarios, está validado por el sistema científico".
"Con esto ganamos todos y esa era la idea, sobre todo el ciudadano que se siente más involucrado ya que estamos consiguiendo un grado de participación difícil de conseguir con los proyectos clásicos de extensión", explicó el investigador, para quien "la gente se copa, lo hace, manda datos y aprende de forma lúdica y divertida".
Respecto a la validez científica de los resultados obtenidos a través de la aplicación, Cochero dijo que los datos se validan en primera instancia a través de las fotografías enviadas y luego durante los muestreos con aparatos más sofisticados.
"El foco del proyecto no es crear una teoría científica fina, proponemos preguntas sencillas que no nos van a permitir armar modelos ecológicos muy sofisticados, pero sí generar una buena cantidad de información de base".
Si bien en un principio se pensó como una iniciativa de alcance nacional, desde el instituto se encontraron con descargas realizadas desde Uruguay, Colombia e incluso Italia.
Cochero explicó que, como ocurre con todos los proyectos de ciencia ciudadana, el objetivo inicial es la recolección de datos científicos, y que todo lo que viene después es accesorio y benéfico para estas ideas, como su lado eduacional y la concientización ambiental: "Si bien no son proyectos concebidos como netamente educacionales, en sus consecuencias se vuelven eduacionales".